¿Que ver en Berlín en un día? Pero…¿es esto posible?. ¿Podemos ver, al menos, lo imprescindible de Berlín? Evidentemente, Berlín es una magalópolis con suficientes puntos de interés como para que no sea posible visitarla en un solo día, y requiere, de al menos, un fin de semana largo. Hay que decir, sin embargo, que esta última vez que hemos tenido la oportunidad de visitar Berlín hemos dispuesto únicamente de un solo día, pues el motivo principal para viajar a Berlín era el de disfrutar de la Final de la Champions League de Fútbol y no el de hacer turismo.
Por suerte, ya conocemos la capital de Alemania de otras veces (en la que hemos tenido la oportunidad de visitar Berlín durante más de un día, desde luego) y además, el centro de la ciudad es suficientemente alcanzable a pie, como para que en una sola jornada se pueda hacer una visita bastante entretenida y pasar por algunos de los lugares imprescindibles de Berlín, obviando, claro está, la visita a la mayoría de grandes museos con los que la ciudad cuenta.
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QUÉ VER EN BERLÍN EN UN DÍA: del Reichstag a la Catedral de Berlín.
Nuestro recorrido de un día por Berlín tiene una longitud de unos siete kilómetros, que según google maps, equivale a un paseo de una hora y media. A ello habrá que sumar todas las paradas para tomar fotografías y si se quiere visitar con más profundidad alguno de los monumentos, como el museo del Checkpoint Charlie, subir a la cúpula del Reichstag o entrar a la Catedral de Berlín. Vamos, que el recorrido de queda fácil en 4 horas, visitas interiores a parte.
REICHSTAG, UNO DE LOS MONUMENTOS MÁS EMBLEMÁTICO QUE VER EN BERLÍN.
Empezamos la visita de un día a Berlín con el Reichstag (metro: U-Bahn Bundestag), el Parlamento de Alemania. Se trata de un edificio que se finalizó en 1894 tras 10 años de trabajos. Curiosamente, el Parlamento no fue del gusto del káiser de la época, Guillermo II, que llamó al edificio «Reichsaffenhaus», que significa literalmente «Casa de los monos del imperio». Desde luego, después del esfuerzo constructivo, el edificio perduró y no se derribó.
El Parlamento quedó destruido durante la Segunda Guerra Mundial y se empezó a reconstruir a partir de 1961. No es hasta la Reunificación Alemana cuando el Reichstag vuelve a ser la sede del Parlamento y es ampliado por Norman Foster, autor también de la célebre cúpula de cristal. Vale la pena subir a la cúpula del Reichstag, que es gratuito y tiene un horario amplísimo (de 8.00 a 24.00 horas). El acceso es limitado, por lo que hay que hacer reserva previa por internet o en una de las casetas prefabricadas que se encuentran junto a la explanada del parlamento.
LA PUERTA DE BRANDENBURGOP, SÍMBOLO DE BERLÍN.
Un cortísimo trayecto nos lleva hasta uno de los monumentos más conocidos de Berlín. Si hay algo que ver en Berlín en un día, esto es la Puerta de Brandeburgo. Si los puentes pueden unir o separar ciudades, en el caso de Berlín este honor le corresponde a la Puerta de Brandeburgo. En su momento era uno de los puntos de separación entre el Berlín occidental y el oriental.
Actualmente, la Puerta de Brandenburgo es un símbolo de la unión de toda la ciudad. La puerta fecha de 1788 y es una obra de Carl Gotthard Langhans. Su estilo neoclásico es realmente muy efectista y recuerda a la entrada de la Acrópolis de Atenas, cuando después de subir una larga escalinata te encuentras delante de la puerta de los propileos. La Puerta de Brandeburgo está formada por cinco columnas dóricas que se siguen de un travesaño que da lugar a cinco pasillos. No hay que perderse la hermosa cuadriga que corona la Puerta de Brandeburgo, una obra de Johann Gottfried Schadow, contemporánea de la puerta.
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MONUMENTO A LOS JUDÍOS.
Cogemos Ebertstraße en dirección Potsdamer Platz, pero antes hay que parar en uno de los monumentos más emblemáticos de Berlín: el monumento a los judíos de Europa asesinados, donde se recuerda a las víctimas judías del holocausto. Se trata de un enorme campo de casi veinte mil metros cuadrados donde están edificadas una serie de losas de hormigón, pintadas de gris y de diferente tamaño. La disposición es tal que el monumento es bastante impactante.
Es una obra del arquitecto judío de origen americano Peter Eisenman, que fue finalizada a finales de 2004. Hubiera estado bien que el monumento fuese dedicado a las víctimas del holocausto en general y no sólo a los judíos. Comunistas, gitanos y homosexuales, entre otros, sufrieron la misma suerte que judíos y el monumento, de forma sorprendente, los olvida.
POTSDAMER PLATZ, EL BERLÍN MÁS MODERNO.
Seguimos en dirección sur para llegar a Potsdamer Platz, una de las más famosas plazas de lo que podríamos llamar, el Nuevo Berlín, la ciudad que surge a partir de la Caída del Muro de Berlín. De hecho, en esta zona no sólo se edifica la plaza en cuestión si no todo un nuevo barrio. La reconstrucción de la plaza (y de la Leipziger, que está al lado) es obra de los arquitectos Heinz Hilmer y Christoph Sattler, pero en el diseño final contribuyeron algunos de los más famosos arquitectos del mundo como Renzo Piano, Arata Isozaki o Helmut Jahn (que es el diseñador del futurista Sony Center).
Ahora, la Plaza Postdam y el Sony Center suponen una de las zonas con más ambiente de Berlín. Además, el Theater am Potsdamer Platz, obra precisamente de Renzo Piano, es la sede del festival de cine de Berlín, la famosa Berlinale. En las inmediaciones de la plaza, unos supuestos soldados de la antigua RDA estampan el sello el pasaporte por unas monedas.
CHECKPIOINT CHARLIE Y EL MURO DE BERLÍN
El próximo objetivo es el Checkpoint Charlie, pero de camino, a la altura de Niederkirchners strase, encontramos una de las zonas más largas conservadas del antiguo muro del Berlín. Este trozo de muro, a diferencia de la más larga East Side Gallery, no está pintado, de manera que podemos entender cómo era el muro durante la época en que estaba erigido.
Ahora sí, llegamos al Checkpoint Charlie, uno de los lugares más míticos de la época de la Guerra Fría. Se trataba de uno de los puntos de paso entre el Berlín occidental y el oriental. Una exposición que se encuentra a pocos metros del Checkpoint Charlie, en Friedrichstrase, nos recuerda, con sus fotografías y paneles explicativos, uno de los episodios más interesantes que ocurrieron en este paso fronterizo y que es conocido como la Confrontación de los Tanques. Fue en 1961, cuando a ambos lados del punto fronterizo se acumularon durante 16 horas un buen número de tanques soviéticos y americanos en uno de los momentos de mayor tensión de la Guerra Fría.
Ahora, en el Checkpoint Charlie encontramos un decorado formado por una caseta militar y una especie de barricada. Un alto mástil ondea la bandera americana y en frente, dos supuestos soldados estadounidenses posan para los turistas. Previo pago de dos euros, claro está. Junto al Checkpoint Charlie está el Mauermuseum o Museum Haus am Checkpoint Charlie. No lo visitamos, pero sí entramos en la tienda del museo donde todavía se pueden encontrar pequeños trocitos de muro a menos de veinte euros la pieza. Con supuesto certificado de autenticidad incluido, por cierto.
GENDARMENMARKT
Nuestra visita de un día a Berlín continúa tomando dirección norte por Friedrichstrase, y a nivel de Taubenstrase giramos a la derecha para encontrar una de las plazas más bonitas de Berlín: Gendarmenmarkt.
En Gendarmenmarkt nos encontramos con una plaza de excepcional simetría, con dos iglesias prácticamente idénticas a ambos lados (conocidas como catedral francesa y alemana) y el Konzerthaus, en medio de las dos. La concepción de la plaza data de finales del siglo XVII, pero como muchos otros puntos de Berlín sufrió severos daños durante la Segunda Guerra Mundial. Las dos catedrales datan de principios del XVIII pero tuvieron que ser reconstruidas en la segunda mitad del siglo XX. La catedral alemana hace de museo del Parlamento Alemán, pero no es demasiado interesante.
El Konzerthaus es una obra de uno de los máximos exponentes del neoclasicismo alemán, Karl Friedrich Schinkel. El majestuoso pórtico, inspirado en el de cualquier templo griego, es de impresión, con sus seis columnas que sustentan la cornisa y el tímpano del pórtico.
NIKOLAIVIERTEL, UN PEQUEÑO PUEBLO CON ENCANTO DENTRO DE BERLÍN.
Nuestro paseo sigue en dirección este. Primero atravesamos uno de los canales del río Spree y luego, el mismo río Spree. Así llegamos a una de las zonas más agradables para pasear de todo Berlín: el Nikolaiviertel o barrio de Nikolai. Es esta una de las zonas más antiguas de la ciudad, que fue construida a partir del siglo XII. Como tantas zonas de la capital alemana, el Nikolaiviertel ha sido remodelado en las últimas décadas. Eso sí, ha conservado buena parte de su ambiente medieval que encontramos alrededor de la iglesia de San Nicolás que es el epicentro del barrio.
Es esta una buena zona para hacer una parada para comer o tomar una cerveza, en uno de los muchos restaurantes y cervecerías que hay en el barrio.
EL AYUNTAMIENTO ROJO
Menos de diez minutos separan el Nikolaiviertel de una de las plazas más emblemáticas de Berlín: la Alexanderplatz. Antes, pasamos por el Ayuntamiento Rojo o Rotes Rathaus, un imponente edificio de ladrillo rojo. Es por este motivo, que recibe el nombre de Ayuntamiento Rojo, y no por estar situado en el este de Berlín, como muy a menudo la gente piensa. Si durante la partición de la ciudad, el edificio fue la sede de la administración local de la zona oriental, tras la reunificación, vuelve a ser el ayuntamiento de todo Berlín. No entramos en el ayuntamiento pero sí admiramos los 74 metros de su preciosa torre.
ALEXANDERPLATZ, OTRA DE LAS VISITAS IMPRESCINDIBLES DE BERLÍN
Y poco más allá, nos encontramos con Alexanderplatz, una de las plazas más grandes de todo el país y punto de encuentro de los berlineses, aunque a nosotros no nos parece una de las zonas más bonitas de la ciudad. La plaza es un importante nudo de comunicaciones con estación de metro y de tranvía incluido, pero ya hace tiempo que la plaza en sí es para peatones.
Lo que más nos gusta de Alexanderplatz es el Reloj Mundial, una estructura rotatoria que nos muestra la hora de todo el mundo. Muy cerca de Alexanderplatz, de hecho, ante el Rotes Rathaus, encontramos la enorme Torre de Telecomunicaciones de Berlín, el Fernsehturm, que data de la época comunista, pues se levantó en 1969. La altura llega hasta los 368 metros, lo que la convierten en el cuarto edificio más alto de Europa. Si Alexanderplatz es conocida por los berlineses como Alex, la torre de telecomunicaciones es conocida como Torre Alex.
CATEDRAL DE BERLÍN
Unos diez minutos en dirección oeste, y justo después de volver a pasar por encima del río Spree, nos encontramos con otro de los edificios más imponentes de la ciudad: la Catedral de Berlín.
El edificio puede parecer más antiguo de lo que realmente es, pues data de 1895 (y hasta 1905 no se terminó de construir). Pero el estilo neobarroco en que Julius Raschdorff la diseñó nos puede hacer pensar que se trata de un templo del siglo XVII. Ni que decir que la iglesia también sufrió los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial, por lo que tuvo que ser remodelada en el último tercio de siglo XX. Se trata de un edificio imponente, de más de 114 metros de largo y 116 de alto. Esta vez no visitamos ni el interior ni la Cripta de los Hohenzollern (de los que visitamos su Castillo durante nuestro viaje por la Selva Negra) ni la cúpula, desde donde, en otra ocasión ya disfrutamos de unas enormes vistas, con el Altes Museum a sus pies (lo podéis ver en las fotografías).
ISLA DE LOS MUSEOS DE BERLÍN
Justo al lado de la Catedral de Berlín está la Isla de los Museos, un conjunto museístico único en el mundo que ha sido distinguido, desde 1999, con el título del Patrimonio de la Humanidad, no sólo por el patrimonio artístico contenido en los museos, si no también por el patrimonio arquitectónico que suponen los museos en sí mismo. En esta zona se encuentran el Museo de Pérgamo (donde se puede visitar el celebérrimo altar de Pérgamo), el Bode Museum, el Neues Museum (donde también se encuentra una obra cumbre del arte mundial: el famoso busto de Nefertiti), la Antigua Galería Nacional (pintura alemana) y el Altes Museum o Museo Antiguo, otra obra neoclásica de Karl Friedrich Schinkel, que queda justo en frente de la Catedral de Berlín.
Por supuesto, la visita al interior de los museos no forma parte de lo que ver en un día en Berlín, por lo que nos conformamos en dar una vuelta por la isla de los museos sin visitarlos. En otra ocasión sí tuvimos la oportunidad de conocer algunos de ellos (el Altes Museum, el Museo de Pérgamo y el Egipcio, que ahora forma parte del Neues Museum) y podemos dar fe de la belleza de sus colecciones.
Esto es lo ha dado de si nuestro día y lo que hemos sido capaces que ver en Berlín en un día, antes de dirigirnos hacia el Estadio Olímpico. Sin embargo, aun tendremos tiempo de tomar unas cervezas en la zona oeste de Unter del Linden, el arbolado paseo, casi a la altura de la puerta de Brandeburgo, de la que nos queremos despedir para que nos dé suerte para la Final de la Champions League de fútbol. Finalmente, nos dio suerte.
POST AMIGO: posts relacionados con BERLÍN que os pueden ser útiles:
BERLÍN TRANSPORTE por Viajar Code: Verónica.
GUÍA DE BERLÍN por Comete el Mundo
Comentarios:
18 comentarios en “BERLÍN. Que ver en Berlín en un día. Lo imprescindible.”
Tantas visitas que he tenido a Berlín y nunca he visitado El barrio de Nikolai, espero tener la suerte de tomarme una cerveza la próxima semana que este por allá, me agrado leer tu entrada, me pareció de lo mejor y justo cuando pensé que ya había visitado lo mas importante de Berlín veo algo nuevo.
jejeje, seguro que hay otra ocasión Victor. Mira que yo soy de cerveza de trigo, la de Múnich, pero allí toca tomarte las tipo pilsner. La verdad es que es esta zona es como un pequeño pueblo, muy curioso.
Un abrazo!
Gràcies per la informació, detallada i precisa, molt grans!
Moltes gràcies, Marc!
Muy buena nota, me recuerda mis viajes a Berlin
Muchas gracias Raul por tu comentario. Me alegro que también hayas disfrutado de Berlín!