Que ver en Praga en 3 días? qué se puede visitar en Praga? Qué se puede hacer en la capital checa? Praga es, sin duda, una de las capitales más interesantes de Europa y la verdad es que sin ser como París o Londres, visitar Praga en 3 o 4 días queda un poco justo. A la enorme oferta monumental que presenta hay que añadir un buen número de cosas que hacer y espectáculos a los que asistir, dado que cuenta con una oferta cultural de primer orden, con teatros, óperas, conciertos y exposiciones.
Hemos podido visitar Praga en dos ocasiones. La primera, hace más de 20 años. Esto nos ha permitido comprobar que los cambios que ha experimentado la ciudad han sido notables, aunque no siempre han sido positivos. Es verdad que cada vez hay más cosas que hacer en Praga, a menudo fruto del enorme abanico cultural encarado a veces de forma casi exclusiva al turismo; y es verdad también que la oferta en plazas hoteleras o restaurantes con encanto se ha multiplicado desde la Revolución del Terciopelo.
Pero no es menos cierto que, poco a poco, Praga ha ido perdiendo el aire bohemio que la caracterizaba y puede correr cierto riesgo de convertirse en una Ciudad Museo, como Florencia o Venecia. Eso si, a pesar de los inconvenientes del turismo de masa, sigue siendo una de las ciudades más bonitas de toda Europa.
QUÉ HACER Y QUE VER EN PRAGA EN 3 DIAS. VISITAR PRAGA EN 4 RECORRIDOS
1. PASEAR POR LA CIUDAD VIEJA, UNA DE LAS MÁS BONITAS DE EUROPA Y DISFRUTAR DEL RELOJ ASTRONÓMICO Y DE LAS VISTAS DESDE EL ANTIGUO AYUNTAMIENTO.
La Ciudad Vieja de Praga es, probablemente, la zona más bonita de la ciudad, al tiempo que una de las más visitadas y turísticas. Es evidente que la Plaza de la Ciudad vieja es una de las plazas más emblemáticas que ver en Praga y puede ser un buen lugar por donde empezar un recorrido por la ciudad.
Centro social de la ciudad desde la época medieval, en la Plaza de la Ciudad Vieja encontramos decenas de edificios con un enorme encanto y de estilo bien variado.
No hay que olvidar que la plaza era el espacio elegido por los mercaderes más importantes para establecer su residencia, de maneras que algunos de los edificios más notables de la ciudad se encuentran aquí.
En el Centro de la Plaza destaca el Monumento a Jan Hus, que recuerda la ejecución del reformista hace más de quinientos años. Es este un punto de reunión para los jóvenes de la ciudad.
Algunos de los edificios más destacados que se pueden ver en la Plaza de la Ciudad vieja son el Palacio Goltz-Kinsky, que forma parte de la Galería Nacional, la gótica Casa de la Campana de Piedra, que es una de las más antiguas de la plaza o la Casa del Unicornio Dorado. Otras fachadas tienen un estilo mucho más italianizante, disfrutando de los aires renacentistas. Destaca también en la plaza, la iglesia de Tyn, una de las más emblemáticas de la ciudad y que queda justo detrás de la escuela de Tyn, otro edificio gótico que data del siglo XIV.
Pero si un edificio se lleva todas las miradas acaba siendo el del Ayuntamiento Viejo, con su esbelta torre y sobre todo, con su reloj astronómico. Sin duda, una de las cosas que hacer en Praga es plantarse delante del reloj astronómico, una obra del 1410, y esperar a que sea la hora en punto, que es cuando las figuras de los doce apóstoles, así como de otros personajes más tenebrosos que simbolizan la muerte o la miseria, por ejemplo, rotan por delante de los entusiasmados turistas.
Además de visitar el antiguo ayuntamiento, hay que subir a su torre, desde donde se puede disfrutar de una de las más esplendorosas vistas urbanas de toda Europa.
Y por último, aunque son muchos los edificios notables que ver en esta plaza de Praga, destacar la blanca iglesia de San Nicolás, de estilo barroco y del siglo XVIII, donde encontramos uno de los interiores más bonitos de la ciudad y que es, muy a menudo, la sede de múltiples conciertos, sobre todo por las noches.
2. RECORRER EL CAMINO REAL DE PRAGA DESDE LA TORRE DE LA PÓLVORA HASTA EL CASTILLO. EL PUENTE DE CARLOS, EL KLEMENTINUM Y SAN NICOLÁS DE MALA STRANA.
Es este uno de los recorridos más bonitos que hacer en Praga, lo queda lugar, desde luego, a que sea seguido diariamente por cientos de turistas y viajeros. Una ruta preciosa que sigue el cortejo que hacían los monarcas el día de su coronación y que pasa por algunos de los monumentos más importantes que ver en Praga, terminando, como no podía ser de otro modo, en el castillo de Praga.
Es un camino, del que hay que disfrutar con cierta tranquilidad, parando allí donde sea necesario para conocer la enorme monumentalidad de la ciudad de Praga.
Entre los edificios que se pueden conocer durante el recorrido por el Camino Real encontramos monumentos de todas las épocas, como por ejemplo la Casa Municipal, una obra Art Nouveau de principios de siglo XX, la fachada de la cual está firmada por Alfonso Mucha, uno de los grandes del Art Nouveau a nivel mundial. Muy cerca está la esbelta torre de la Pólvora, que nos traslada un montón de siglos atrás, pues data del siglo XI, aunque la última restauración fue completada a mediados de siglo XIX. Era una de las trece puertas de la ciudad antigua.
Hay que seguir por la calle Celetna camino de la Plaza de la Ciudad Vieja. Antes pasaremos por la Casa de la Virgen Negra, actualmente, sede de un museo de arte cubista checo. Pasado el ayuntamiento viejo se debe tomar dirección al Puente de Carlos, parando antes en Klementinum, sede de los jesuitas de la ciudad. Se trata de un enorme edificio, el mayor de esta zona de la ciudad, que data de mediados de siglo XVI y fue construido por orden de los Habsburgo. Actualmente, el edificio es la sede de la Universidad de Carlos, que cuenta con una de las bibliotecas más extraordinarias del barroco europeo y que nadie que visite la ciudad debería perderse.
Ahora sí, se llega al Puente de Carlos, auténtico imán de la ciudad de Praga. Pasear puente arriba y puente abajo es una de las cosas que hacer en Praga de manera repetida. Cada momento del día tiene su gracia en este puente gótico que data del siglo XIV y que con su preciosa estructura de 500 metros de largo y 16 arcos está considerado, con razón, como uno de puentes más bonitos del mundo.
Hay que admirar, con cierta pausa, la gran cantidad de esculturas barrocas que se encuentran a ambos lados del puente, por encima de la balaustrada de protección. Quizás la más destacada de las estatuas es la del santo más importante de la ciudad, San Juan Nepomuceno, representado esta vez gracias a una escultura de bronce que data de 1683.
En cada extremo del Puente de Carlos, la estructura está decorada y defendida por sendas torres góticas, que aumentan aún más, el enorme sentido estético de este precioso puente. No hay que perderse tampoco las vistas desde la torre que se encuentra en dirección a la Ciudad Vieja. Son varios los artistas que colonizan el puente, ofreciendo sus servicios como pintores, artesanos o músicos.
En Camino Real hace el último tramo en dirección a Castillo pasando por las calles Mostecka y Nerudova. En este punto pasamos por una de las grandes iglesias de la ciudad, San Nicolás de Mala Strana, que no debe confundirse con San Nicolás de la Plaza de la Ciudad Vieja aunque ambas se traten de iglesias barrocas. Es este templo un enorme monumento al barroco y que nadie debe perderse. La enorme cúpula, las preciosas esculturas de Platzer, la suntuosa decoración, los dorados, las curvas, el decoradísimo púlpito. Todo ello, hacen de San Nicolás uno de los edificios más monumentales que ver en Praga.
Al igual que la iglesia homónima de la ciudad vieja, San Nicolás de Mala Strana suele ser sede de nocturnos conciertos de música clásica o de órgano. Delante de la iglesia, encontramos la barroca columna de la peste, que podemos encontrar en muchas ciudades checas, y de todo centroeuropa, como agradecimiento por el final de la terrible plaga. Frente a frente con la iglesia, también hay que destacar el edificio del Palacio Liechtenstein, de 1791.
3. VISITA AL CASTILLO DE PRAGA. LA CATEDRAL DE SAN VITO Y EL CALLEJÓN DEL ORO.
Sin duda el Castillo de Praga es una de las zonas que ver en Praga, pues es de las más monumentales que podemos encontrar en la capital checa.
Sin embargo, no debemos entender el Castillo de Praga como una estructura única al estilo de lo que entendemos todos como un castillo. El Castillo del Praga es una zona fortificada que contiene un buen número de monumentos como iglesias (entre ellas, la Catedral de San Vito), el Palacio Real, conventos y torres diversas. No en vano, esto es fruto de la evolución de la temprana fortaleza que la dinastía Premyslida comenzó a construir en el siglo IX y que ha sufrido un puñado de reformas a lo largo de los siglos, y que le han llevado al aspecto actual.
Hay que decir, además, que el castillo es la sede del Presidente de la República Checa, por lo que una de las cosas que hacer en Praga es acudir al castillo para disfrutar de la ceremonia del cambio de la guardia, que se realiza en el patio principal del castillo, cada día a las 12 del mediodía y que reúne a cientos de turistas.
Uno de los más importantes monumentos que ver en Praga se encuentra en el castillo. Estamos hablando de la gótica catedral de San Vito, uno de los templos más grandes de toda Europa en este estilo. La verdad es que cuando uno piensa en catedrales góticas nos vienen a la cabeza las de Francia, España, Italia o quizás alguna de Alemania, por lo que sorprende encontrarse en Praga un templo del tamaño y las características de San Vito. Se trata de un templo que se comenzó a construir en el siglo XIV pero que tardó 600 años en terminarse. Un hecho nada extraño en las catedrales, por otro lado. Carlos IV, que fue quien mandó la construir tan magna obra, encargó su diseño al maestro de obras francés Matthieu de Arras. A la muerte de éste, sin embargo, sólo estaba terminada una pequeña parte: el coro, algunas capillas y el deambulatorio. Las obras fueron realizandose de manera más bien pausada. De hecho, la Torre Grande, que se alza hasta los 96,5 metros de altura, no se culmina hasta el 1770, y la fachada occidental, hasta 1870, por lo que ya se puede hablar de un estilo neogótico. Dentro de la enorme majestuosidad del interior del templo hay algunos aspectos especialmente destacables: uno es la presencia de algunas vidrieras obra de uno de los artistas señeros del art nouveau, Alfons Mucha.
Por otra parte, más allá de las diversas tumbas reales que encontramos en el templo, hay una que destaca especialmente. Se trata de la tumba del mártir santificado, San Juan Nepomuceno, que fue defenestrado desde el río Moldava por orden de Wenceslao IV. La tumba utiliza nada menos que dos toneladas de plata, por lo que no pasa nada desapercibida y está considerada una de las obras maestras de la orfebrería.
Un segundo templo que encontramos en la colina del castillo es la basílica de San Jorge que data del 1142, aunque se conoce de la existencia de una basílica en esta localización, desde el 920. Aunque la fachada está remodelada siguiendo un estilo mezcla de barroco y neoclásico, el interior conserva el original románico.
Otro edificio que hay que ver en Praga es el del antiguo Palacio Real, que tiene unos 900 años de historia, pues data del siglo XII. Se pueden visitar varias dependencias del antiguo palacio real, entre las que destacan la gran Sala de Ladislao, del siglo XV, donde más allá de la enorme anchura llama la atención la hermosa bóveda gótica, o la Sala de la Dieta, que era el antiguo Salón del Trono.
Por último, no hay que perderse, en el Cerro del Castillo, uno de los rincones más entrañables de Praga, aunque también es uno de esos lugares donde más patente queda la pérdida de aquella antigua inocencia que la ciudad tenía, cuando aún no había sido colonizada por el turismo de masas. Hablo del Callejón del oro, una estrecha calle que estaba llena de casetas de orfebres, artesanos y alquimistas, y donde los diversos talleres están pintados de colores pastel. Al parecer, los alquimistas se trasladaron a esta situación próxima a palacio, requeridos por el Rey Rodolfo II y con la idea de transformar el hierro en oro. En el número 22 del callejón vivió, durante una corta temporada de poco más de un año, el célebre escritor Franz Kafka. Los alquimistas han sido sustituidos, más veces de lo que se desearía, por vendedores de recuerdos.
4. BARRIO Y CEMENTERIO JUDÍO. LA MEMORIA DE OTRO TIEMPO.
Sin lugar a dudas, uno de los recorridos más interesantes que hacer en Praga es el que transcurre por el antiguo barrio judío, el Josefov, que es uno de los más grandes de todo el continente, en este sentido. Las comunidades judías estuvieron presentes tanto en Bohemia como en Moravia, de forma más o menos tolerada durante mucho siglos. A pesar de ello, era habitual que estas comunidades vivieran de forma separada del resto de ciudadanos, tal y como podemos ver en la bella ciudad de Trebic. Era esta una tolerancia más bien debida a la propia necesidad de financiación de los monarcas, que a menudo era satisfecha por los judíos.
El barrio judío fue cambiando, sin embargo, con el transcurso de los siglos y no siempre, para bien. Solía ser esta una zona más bien insalubre y poco cuidada. Las carencias eran tales que a finales del siglo XIX no eran pocas las familias judías que habían decidido dejar el Josefov.
Sin embargo, todavía podemos encontrar en el barrio judío de Praga una buena cantidad de sinagogas, lo que nos recuerda el barrio judío de Budapest. Alguna de estas sinagogas con una historia bien dilatada a sus espaldas, como la de la Sinagoga Vieja-Nueva, que data de 1275, y que es la sinagoga en uso más antigua de toda Europa. Otras antiguas sinagogas del barrio ya no son, hoy en día, lugares de culto. Como por ejemplo, la Sinagoga Pinkas, que conmemora las víctimas judías del holocausto, la Sinagoga Maisel, convertida en una especie de sala de exposiciones sobre la vida de la comunidad judía en el barrio, o la bonita Sinagoga Española, que era la encargada de ofrecer apoyo religioso a la comunidad sefardí de Praga. Es este, un bonito edificio, de 1868, construido con evidentes inspiraciones moriscas, que no desentonarían en Fez o Marrakech.
Actualmente, esta sinagoga se ha convertido también en un museo dedicado a la vida de la comunidad judía en el barrio. Todo ello hace que para visitar las sinagogas de Praga sea necesario el pago de una entrada, lo que desgraciadamente también encontramos en Budapest.
Por último, nadie que visite Praga puede dejar de visitar el Viejo Cementerio Judío, uno de los espacios más extraordinarios de la ciudad y que es fruto de siglos y siglos donde las lápidas se fueron amontonando una encima de las otras, en un espacio más bien reducido y que ahora tiene un aire muy romántico. Las más antiguas lápidas de las que se tienen noticias corresponden al 1439. Pero hay que decir que durante su historia, hasta 100.000 judíos fueron enterrados en este cementerio.
Las lápidas, suelen ser sobrias y generalmente, poco elaboradas, aunque sí que hay alguna más decorada. Piedras y escritos en papel son depositados por los fieles en algunas de las tumbas más emblemáticas, como la del rabino Low, conocido como el Maharal de Praga, y que fue un famoso talmudista, filósofo y místico judío del siglo XVI.
Y hasta aquí nuestros 4 recorridos para disfrutar de la ciudad de Praga durante 3 días. Ni que decir que hay muchas más cosas que hacer y que ver en Praga, como disfrutar de la enorme oferta en cuanto a teatros, óperas o conciertos, o de las múltiples cervecerías que forman parte de manera intrínseca de la manera de vivir de los checos.
Otros monumentos que hay que ver en Praga quedarán también para otro post. Entre ellos, el monasterio de Strahov o la Plaza de Wenceslao y es que como he dicho, 3 o 4 días es muy poco tiempo para visitar la ciudad de Praga.
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