Y la verdad es que nosotros tampoco habíamos oído hablar jamás del Palacio de Blenheim hasta que en el momento de preparar el viaje por el sur oeste del Reino Unido nos dimos cuenta que había un enclave relativamente cercano a Bristol (donde hemos dormido todos estos días ) que formaba parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad. Esto y el hecho de que se encontrara tan cerca de Oxford, ciudad que queríamos visitar sí o sí, nos ha hecho incluir el Palacio de Blenheim dentro de nuestro recorrido, aunque esto ha supuesto, desgraciadamente, restar un par de horas a la visita de la preciosa ciudad universitaria de Oxford.
PALACIO DE BLENHEIM. QUÉ ES Y DONDE SE ENCUENTRA.
El Palacio de Blenheim es una enorme construcción en el centro del campo inglés a sólo quince kilómetros de Oxford. Se trata de la residencia de los duques de Marlborough, aunque por sus enormes dimensiones, no sólo del palacio en sí, sino también de los jardines que lo rodean, pueda parecer más propio de la realeza. De hecho, un dato es bastante elocuente en este sentido: no hay ninguna otra residencia en todo el Reino Unido que reciba el nombre de Palacio sin ser una residencia real.
El Palacio se construyó en las primeras décadas del siglo XVIII en el estilo imperante en la Europa de la época: el barroco. En un primer momento se había escogido al mismo arquitecto que diseñó la Catedral de San Paul, en Londres, con el fin de levantar la nueva residencia ducal. Pero finalmente, no fue Christopher Wren el escogido sino que fue John Vanbrugh, un polémico personaje, que además de arquitecto era dramaturgo y que formó parte de varias intrigas políticas con el fin de derribar el último monarca inglés católico , el rey Jaime II de Inglaterra, en un episodio conocido como la Revolución Gloriosa.
Dado que los terrenos y el palacio eran en realidad un regalo de la misma reina Ana Estuardo al primer Duque de Marlborough, tanto la corona como el propio parlamento inglés sufragaron parte de los enormes costes de la construcción. Pero cuando la corona y el parlamento se desvincularon definitivamente de tan magna obra fueron los mismos duques los que tuvieron que hacerse con los enormes gastos, por lo que la construcción del Palacio de Blenheim se prolongó hasta más allá de 1735.
Desde entonces, el Palacio ha sido la residencia de los varios duques de Marlborough, aunque a finales del siglo XIX, el entonces duque se tuvo que desprender de parte de las valiosas posesiones de la familia, incluidos algunos cuadros de Rafael, a fin de mantener el ritmo de vida de la familia.
El actual Duque de Marlborough, que es el duodécimo, sigue utilizando las dependencias del palacio como residencia, por lo que podremos visitar varias de las estancias palaciegas. Sin embargo, otras son privadas y de de acceso no permitido.
EL PALACIO DE BLENHEIM, LUGAR DE NACIMIENTO DE WINSTON CHURCHILL
El Palacio de Blenheim no sólo es la residencia de los Duques de Marlborough. El Palacio se trata, ni más ni menos, de lugar de nacimiento de Winston Churchill, uno de los políticos más queridos por los británicos. Y es que el nombre real del primer duque de Marlborough, era el de John Churchill, un importante político y también soldado que la Reina Ana de Inglaterra honró con el título de Duque como recompensa por sus victorias militares, entre las que destacaban la de la Batalla Höchstädt o Batalla de Blenheim, un episodio, por cierto, que forma parte de la Guerra de Sucesión Española.
Es por ello que el famoso estadista inglés y héroe británico de la Segunda Guerra Mundial formaba parte de la familia ducal, aunque él no era hijo del duque de Marlborough, si no de Lord Raldolph Churchill, que sí era hijo del duque de Marlborough, en concreto del séptimo. Es decir, Winston Churchill era el nieto del séptimo Duque de Marlborough.
VISITA AL PALACIO DE BLENHEIM
La visita al Palacio de Blenheim tiene una duración de unos tres cuartos de hora, a los que habrá que añadir el tiempo que se tarde en pasear por los jardines, que en realidad tiene tan interés como el propio palacio. El Palacio hace digno el estilo barroco en que está construido, aunque evidentemente no tiene la riqueza de los Palacios de Versalles o el Palacio Real de Madrid, por ejemplo. Enormes columnas, preciosas cúpulas, ricos tapices, una valiosa colección de cuadros, delicada porcelana, muebles que son una auténtica obra de arte o precisos techos pintados al fresco se suceden en el recorrido por el Palacio de Blenheim.
Entre todas las pinturas, destaca la de la torre principal, que representa de forma alegórica, la Paz. John Churchill, primer Duque Marlborough, está representado en un carro. En su mano tiene un rayo, y detrás, una mujer que representa la paz.
Las primeras estancias que se visitan tienen que ver, sin embargo, con la vida y milagros de Winston Churchill. Se trata de una vasta exposición donde encontramos cartas y objetos personales del ex-Primer Ministro Británico, y en la que destaca especialmente, la cama donde nació, el 30 de noviembre de 1874, Sir Winston Churchill.
La mayoría de estancias están profusamente decoradas según los cánones del barroco. Esto quiere decir que queda muy poco espacio sin decorar, de modo que cuando las paredes no están llenas de valiosos tapices es porque están repletas de cuadros, que en su inmensa mayoría, representan a los Duques y a sus familiares.
Uno de los espacios que más nos gusta de todo el recorrido es el de la Biblioteca, una larga sala que tiene una longitud de 55 metros y que tiene un fondo de unos 10.000 libros. La biblioteca del Palacio de Blenheim sí fue diseñada por el arquitecto de San Paul de Londres, Christopher Wren.
Finalmente, y antes de salir a los jardines del Palacio de Blenheim, visitamos la pequeña pero acogedora Capilla. Hay que decir que el Palacio de Blenheim funciona también como panteón familiar de la familia, de modo que los diversos Duques de Marlborough están enterrados en la cripta de la capilla. La enorme tumba del primer Duque, sin embargo, se encuentra de manera casi presidencial en la misma capilla (y no en la cripta), en una situación mucho más destacada que el propio altar mayor de la capilla.
LOS JARDINES DEL PALACIO DE BLENHEIM
Tan extraordinarios como el propio palacio son los múltiples jardines que lo rodean. Enormes parterres con flores, lagos, puentes sobre tranquilos arroyos, extensas zonas de césped, árboles centenarios, pequeñas cascadas. Todo parece tener cabida en uno de los jardines no reales más extensos que se pueden encontrar en Europa y que no desentonaría en muchos de los palacios barrocos más renombrados de Europa.
La distribución del jardín, así como la construcción de un primer puente o la canalización del pantano que previamente a la construcción del palacio ya existía, corresponde a una primera época constructora. Sin embargo, es a partir de 1764 cuando el paisajista inglés Lancelot Brown se pone al cargo de las obras de reorganización de los jardines del Palacio de Blenheim. Brown crea nuevas ondulaciones en el terreno y planta una serie de árboles. Además, son obra de Brown la construcción de la represa del río Glyme que da lugar al hermoso lago y el conjunto de cascadas tanto a la entrada como a la salida al lago.
La verdad es que el jardín del Palacio de Blenheim es un lugar perfecto para relajarse, gracias a la multitud de senderos, que se pueden recorrer con mucha tranquilidad, pues la verdad es que la presencia humana es más bien escasa.
La visita al Palacio de Blenheim y a sus jardines la completamos en un par de horas y la verdad es que ha sido un complemento ideal a la visita a la universitaria Oxford.
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