Las Minas de Sal de Cardona, también llamada Montaña de Sal de Cardona, es una de las visitas más interesantes que se pueden hacer en Cataluña y que se puede combinar con la visita al Castillo de Cardona.
De hecho, nosotros hemos aprovechado la visita a esta ciudad de la comarca del Solsonès para visitar el Castillo por la mañana y las Minas de Sal de Cardona por la tarde.
MINAS DE SAL DE CARDONA. CÓMO SE FORMARON Y EXPLOTACIÓN HISTÓRICA.
Las minas de Sal de Cardona o Montaña de la Sal de Cardona es producto del mar que, entrando desde la zona cantábrica, ocupaba buena parte de la Península Ibérica durante la época del eoceno superior, es decir, hace millones de años. La continua sedimentación de sales (sobre todo, de sal sódica) y la posterior evaporación de este primitivo mar daron lugar a un enorme depósito de sales en esta zona de Cardona, hecho que es casi único en todo el mundo (no hay más de 4 o 5 espacios geológicos similares en todo el mundo). Esta sedimentación se produce sobre todo después de que con la formación de los Pirineos se formara una laguna interior que poco a poco se fue evaporando.
Posteriormente, y con el paso del tiempo, una serie de movimientos tectónicos dieron lugar al afloramiento hacia la corteza terrestre de estas sales minerales y la formación de la montaña de la sal de Cardona. Hay que saber sin embargo, que la Montaña de Sal que vemos en la actualidad es sólo la punta del iceberg del enorme depósito de sales que se encuentran en la zona, y que llega a más de mil metros bajo el nivel del suelo. Si se tiene en cuenta que Cardona está a menos de 600 metros sobre el nivel del mar, queda claro que los sedimentos de sal quedan, incluso, por debajo del mar Mediterráneo.
La sal ha sido uno los materiales más importantes en la historia de la humanidad, entre otras cosas porque permitía la conservación de los alimentos. La importancia de la sal es tal, que incluso era conocida como el oro blanco. Además, en muchas ocasiones servía de moneda de pago. De hecho, la palabra salario deviene etiomológicamente del pago que en forma de sal se produjo en algunas sociedades.
La explotación de las Minas de Sal de Cardona o Montaña de la Sal se realiza desde muy antiguo, pues ya en tiempos del neolítico se sabe que las minas de sal eran fuente de riqueza en esta zona. Se trataba entonces de una explotación a cielo abierto y sobre todo, de sal sódica o sal gema, también conocida como Halita, que no es más que la sal común que conocemos y que servía, sobre todo, para la conservación de los alimentos.
Fue gracias a la presencia de las minas de sal de Cardona que los Señores de Cardona, primero Condes, pero luego incluso Duques, se convirtieron en una de las familias más ricas de todo el país, siendo conocidos en todo el país, como los Señores de la Sal.
A partir del siglo XVIII, la explotación a cielo abierto se complementa con la progresiva apertura de galerías que permitieron seguir explotando las minas de sal, de forma cada vez más interna. Fue el descubrimiento de la pólvora lo que facilitó este desarrollo.
Y con ello se llega a finales del siglo XIX y principios del XX cuando cada vez se hace más dificultosa la obtención de la sal sódica y la rentabilidad de la mina, por lo tanto, baja. Es en este momento, sin embargo, cundo se produce un nuevo hallazgo que vuelven a hacer florecer las minas de Sal de Cardona, y con él, la industrialización de la comarca. Se trata del descubrimiento de la potasa, que es utilizada para muchos menesteres, entre los que se encuentran los fertilizantes y la dinamita.
La explotación de la mina de Sal de Cardona para la obtención de potasa se mantiene hasta 1990, momento en que la mina de sal se cierra de forma definitiva. La explotación, esta vez será realizada por la empresa privada que compró a los Duques de Medinaceli, descendientes de los Duques de Cardona, los terrenos que permitían la explotación de la mina por la astronómica cifra, en 1923, de tres millones de pesetas.
VISITA A LAS MINAS DE SAL DE CARDONA O MONTAÑA DE LA SAL.
Actualmente, las minas de Sal de Cardona o Monaña de la Sal se ha reconvertido en lo que es conocido como Parque Cultural de la Montaña de Sal, que permite conocer gracias a varios paneles explicativos, cómo se desarrolló la explotación de la sal, y sobre todo, disfrutar del universo subterráneo de las minas de sal gracias a las interesantes visitas guiadas, que tienen una duración aproximada de una hora.
Una vez comprada la entrada a la visita guiada (hay varias cada día y en varios idiomas), demos esperar al pequeño tren que nos llevará hasta la puerta de entrada de la montaña de sal. Antes, podremos ver dos de los pozos de las antiguas minas de Sal, el Pozo María Teresa que aún conserva su castillete y el Pozo Alberto, que está actualmente sellado y cuyo castillete se vendió a otras minas. También encontramos el monumento al minero que honra a todos los que trabajaron en la mina durante tantos siglos y en particular, a los que perdieron la vida en su interior, que no fueron pocos.
Cuando llegamos a la entrada de la Mina de Sal nos dan unas breves explicaciones: hay que ir siempre con el casco y no se puede tocar nada, en particular, las múltiples estalactitas que caen de los techos de las galerías.
La visita es de lo más interesante, pasando por un montón de túneles que se abren a diversas galerías. Las paredes suelen estar llenas de sal, a menudo de sal sódica de color blanco, pero a veces también, de sales magnésicas o ferrosas que le dan un color rojizo que por momentos nos recuerda algunos de los parajes de Petra.
Entre las amenas explicaciones de la guía, descubrimos la gran cantidad de estalactitas que se desprenden de las estancias. Todas ellas de un color blanco inmaculado y muchas de ellas, con la pequeña gota salada que se desprende de la punta y que hace que la estalactita crezca a gran velocidad. Nos explican que a diferencia de las cuevas cársticas, las estalactitas de las minas de sal crecen a una velocidad de un centímetro cada tres semanas aproximadamente.
Entre las diversas estancias que visitamos (en total, la visita es de unos quinientos metros) hay una dispuesta para que la guía nos explique cómo se realizaba la apertura de las galerías en la época más moderna, cuando ya eran explotadas para la obtención de potasa. Nos hablan de la colocación de los barrenos de pólvora en las aberturas que se realizaban en las paredes, gracias a las brocas que nos enseñan y que no pocos disgustos habían provocado a los mineros.
La visita termina en la conocida como Capilla Sixtina de la Montaña de Sal, la más grande que visitamos, un precioso conjunto de colores y estalactitas y donde podemos literalmente probar las diversas sales comestibles que en la mina de sal de Cardona se pueden encontrar.
La verdad es que la visita guiada de una hora a las Minas de Sal de Cardona se nos hace muy corta y nos ha parecido una de las más interesantes que se pueden hacer en Cataluña. Como no puede ser de otro modo, hay que completarla, con la visita al Castillo de Cardona, el otro pilar turístico de la ciudad.
CÓMO LLEGAR A CARDONA Y POSIBILIDADES DE ALOJAMIENTO
Las posibilidades de alojamiento en la comarca son múltiples desde hoteles con encanto a pequeños alojamientos rurales tipo a masías, como los que se pueden encontrar en la web de casas rurales Portal rural.
Para llegar a Cardona la mejor opción es el coche propio. Aunque se puede llegar a Cardona en transporte público, vale la pena el uso del coche propio o alquilado, con el fin de moverse del pueblo al castillo o a las minas de Sal, que quedan a varios quilómetros del centro del pueblo. Así mismo, el uso del coche particular permite poder pasar pasar la noche en algún hotel rural de Barcelona. Ello permite un mejor aprovechamiento del fin de semana, visitando los alrededores de Cardona, como por ejemplo, las bonitas poblaciones de Solsona o Manresa o el Monasterio de Sant Benet, en Sant Fruitós de Bages.
Desde Barcelona debe tomarse la Autopista C-58 dirección Terrassa y Manresa y luego, la carretera C-55 hasta Cardona.
En el portal de turismo de Cardona podéis encontrar más información sobre los horarios de visita del castillo y de las minas de sal.