Mdina y Rabat son dos ciudades que están juntas y que suponen dos de los lugares más importantes que visitar en Malta. En cierto modo, parece que Mdina sea la ciudadela de Rabat, de manera que las dos poblaciones se complementan y serán la visita de la que disfrutaremos esta tarde.
Tomamos un bus desde la preciosa capital de Malta, La Valeta. Cuando bajamos del bus, nos encontramos frente a la monumental puerta de entrada a la fortificada población de Mdina. Las murallas con su foso nos impresionan y nos atraen con fuerza, pero antes de que cierren queremos hacer una visita a Rabat, ciudad que queda al lado.
RABAT Y LAS CATACUMBAS DE SAN PABLO
Des de la Main Gate de Mdina vamos caminando hacia las catacumbas de San Pablo que están a menos de un cuarto de hora de paseo. Pasamos por un montón de estrechas callejuelas adoquinadas y por delante de algunas iglesias monumentales. Parece mentira que poblaciones tan pequeñas tengan iglesias tan grandes.
Las catacumbas de San Pablo son una atracción de primer orden. Y es que aquí fueron enterrados cientos de cristianos de la primera época del cristianismo. Son realmente impresionantes con un montón de pasillos llenos de hipogeos y tumbas. En la entrada nos entregan una audioguía que, aunque es un poco petarda, nos sirve para entender el contexto y la época de cuando fueron construidas.
En las catacumbas de Rabat se enterraba a los muertos en la época romana de la ciudad. Pero además, las catacumbas fueron utilizadas como escondite y lugar de reunión de los primeros cristianos que poblaron la zona, en un momento en que el Cristianismo no estaba demasiado bien visto. En ese momento, es decir, en el siglo III, la ciudad romana se situaba donde ahora se ubica la población de Mdina, de modo que las catacumbas se encontraban fuera de los límites urbanos, es decir, donde los romanos encontraban aceptable enterrar a los muertos.
El nombre de Catacumbas de San Pablo no hace demasiado honor a la realidad. Se cree que estas catacumbas podrían estar conectadas con la gruta donde se escondió San Pablo cuando fue perseguido, pero este extremo no se ha podido comprobar nunca y parece que más bien forma parte de la leyenda. La verdad es que las Catacumbas de San Pablo de Rabat es uno de los yacimientos arqueológicos que hay que ver en Malta, y una visita muy recomendable.
Hay otras catacumbas en Rabat, como las de Santa Ágata, pero no las visitamos, por lo que terminada la visita a las catacumbas de San Pablo volvemos hacia Mdina para entrar por su puerta principal, que nos deja realmente maravillados.
MDINA, LA ANTIGUA CAPITAL DE MALTA
Hay que decir que se conoce de la existencia de asentamientos humanos en la zona de Mdina que datan de la época de la colonización fenicia, es decir del 700 aC. Pero es durante la época de la romanización de la isla cuando esta zona, favorecida por su situación, en lo alto de una pequeña colina, empieza a tener cierta importancia. En ese momento, el asentamiento se convierte en municipio e incluso, el gobernador romano se hace construir un palacio.
Durante su historia, la ciudad ha pasado sin embargo, de mano en mano, de modo que con el comienzo del segundo milenio comienza un período de dominación fatimí, que no dura ni cien años, cuando son los normandos pasar a ser quienes colonizan Mdina. Es en esta época cuando se acaban de construir gran parte de las murallas y fortificaciones que pueden verse en la actualidad. Si embargo, dichas fortificaciones ya se habían empezado a construir durante la época de dominación árabe.
Finalmente, en 1530, la ciudad de Mdina queda en manos de la Orden de Malta, que en un primer momento mantiene la capitalidad en esta población, hasta que en el siglo XVIII, la traslada a la preciosa ciudad de La Valeta, que cuenta con uno de los puertos naturales más extraordinarios del mundo. Es por eso que hasta el traslado de la capitalidad aLa Valeta, no se acaba el periodo de esplendor de la ciudad de Mdina, pues durante estos siglos son varios los palacios que se construyeron, así como nuevas iglesias e incluso, la Catedral que podemos ver actualmente. Es esta mezcla de arquitectura medieval y barroca lo que hace de la pequeña población de Mdina una de las maravillas de Europa.
De hecho, aunque la pequeña ciudad amurallada de Mdina no forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad, no sería de extrañar que en un futuro pudiera formar parte de esta preciada lista. Desde la entrada monumental a la ciudad, justo después de salvar un fuente sobre el foso que rodea la ciudad, las maravillas se suceden una detrás de la otra.
Esta entrada monumental, la Main Gate, es una auténtica obra de arte en sí misma, de estilo barroco y que nos marca el 1724 como el momento en que fue reconstruida, cuando la ciudad se estaba recuperando de un terrible terremoto que la asoló a finales del siglo XVII. Son preciosos los dos leones a ambos lados del puente, portadores del escudo de armas del Gran Maestre, así como el reconstruido escudo que encontramos justo en la puerta.
Enseguida que pasamos la Main Gate encontramos a mano izquierda la robusta torre de vigilancia, la Torre del Estandarte, que data de 1750. Justo en frente, destaca el Palacio de Vilhena, que ha hecho funciones de Palacio de verano del Gran Maestre de la Orden de Malta, de hospital Militar, de sanatorio para tuberculosos o de Museo de Historia Natural, que es la función actual del palacio. Después de los daños ocasionados por los terremotos del 1693 fue el Gran Maestre Vilhena quien mandó su reconstrucción, en el estilo barroco que era el imperante en aquella época.
Siguiendo recto nos encontramos con la calle principal de la ciudad intramuros, la calle Villegaignon, donde encontramos gran parte de los edificios más importantes de la población como la noble Casa Inguanez, los Palacios Gatto Murina y Santa Sofía, el Convento de las Carmelitas, o las Capillas de Santa Agata (al principio) y de San Roque (al final). Las calles son empedradas, y el paseo sumamente agradable. Esto, junto con que todas las construcciones son de piedra, hace que la fortificada población sea uno de los puntos indiscutibles que hay que visitar en Malta.
A media calle Villegaignon, a la altura del Palacio Gatto Murina encontramos la que es la plaza principal de la población, la Plaza San Pablo, donde encontramos la Catedral de Mdina.
Dice la leyenda que la Catedral de Mdina se sitúa en el lugar donde San Pablo convirtió al cristianismo el gobernador romano Publius. Por supuesto que el templo que encontramos actualmente no es el original, que habría sido una pequeña capilla del siglo IV. Fue en época normanda, a finales del siglo XI, cuando se decide la ampliación de la primera iglesia. El templo barroco que actualmente domina la Plaza de San Pablo corresponde a la construcción que siguió al terremoto de 1693, y que sigue un diseño de transición entre el renacimiento y el barroco. El nuevo templo es consagrado como Catedral en 1702 y desde entonces es probablemente, el edificio más importante de la ciudad.
La fachada sur de la Catedral da a la Bishop Square, donde destaca un edificio barroco imponente: el Museo Catedralicio. Se trata de una construcción obra de Giovanni Bargara que data de 1733 y donde destacan las figuras de los dos atlantes que flanquean la entrada principal. No visitamos el interior.
Visitada la Catedral seguimos disfrutando sin prisa, y sin rumbo concreto, se les estrechas callejuelas de la ciudadela. Es una auténtica maravilla que degustamos poco a poco, a medida que va oscureciendo, cuando los edificios principales son iluminados, y mientras disfrutamos de la tranquilidad de esta hermosa población.
No es extraño que con estas bonitas poblaciones y la benignidad del clima que da su latitud, Malta se haya convertido en uno de los destinos más atractivos para hacer una escapada de 5 o 6 días. Además, el buen nivel de inglés que hay en la isla (que es cooficial en el país), hace que Malta sea uno de los mejores destinos para aprender o mejorar el nivel de inglés, fruto de la existencia de varias escuelas de idiomas.
Cuando ha oscurecido volvemos a La Valeta, donde tenemos nuestro alojamiento. Nuestro viaje a Malta están llegando a su fin, pero por suerte, las cosas que teníamos que visitar en Malta están casi todas vistas.