Las cataratas Tad Sae suponen otra bonita excursión de medio día desde Luang Prabang, la tranquila capital espiritual del norte de Laos.
Luang Prabang es una ciudad literalmente encajada en medio de la naturaleza. Solo hace falta subir a la suave colina Phu Si, que se levanta en el corazón de la población y desde la que se puede disfrutar de unas vistas sin igual, para darse cuenta que todo lo que rodea a Luang Prabang es vegetación y más vegetación.
De esta guisa, solo debemos apartarnos unos kilómetros de la población para poder disfrutar de unos paisajes bellísimos, como el que pudimos conocer ayer camino de las bonitas y refrescantes cataratas Kuang Si o el que recorremos hoy camino de Tad Sae.
Este conjunto de cataratas se encuentran a menos de 20 kilómetros de Luang Prabang, de manera que es posible acercarse a ellas en bicicleta. Es así, como lo hacen algunos occidentales, que prefieren disfrutar del paisaje mientras pedalean. Buena combinación, sin duda. Nosotros optamos por contratar un tuk tuk, que nos lleve hasta las cataratas, se espere tres horas y nos devuelva a Luang Prabang. Negociamos un precio de 110.000 kips, unos 12 euros.
En menos de media hora llegamos al parking acondicionado en el poblado de Ban Aen, a orillas del río Nam Khan. En este punto, tomamos un bote que nos acerca, en cinco minutos, al punto de entrada de las cataratas.
VISITA A LAS CATARATAS TAD SAE
Tras pagar la entrada, un pequeño sendero nos lleva hasta el principio de los distintos saltos de agua de los que se componen. Tad Sae es un lugar muy popular entre los habitantes de Luang prabang durante los fines de semana de la temporada de lluvias, que es cuando las cataratas bajan con suficiente agua para poder disfrutar de sus pozas calcáreas acondicionadas para el baño.
Hoy, sin embargo, no es festivo y solo nos hemos acercado a las cataratas Tad Sae una veintena de visitantes. Las cataratas, recuerdan bastante a las Kuang Si que conocimos ayer. Las formaciones calcáreas dan lugar a un conjunto de pozas escalonadas donde es posible bañarse. El agua, como ayer, no está caliente, pero quizá esta vez las aguas son un poco menos frías.
Marc y yo no lo dudamos y en menos que canta un gallo nos zambullimos en las aguas, disfrutando de un paisaje francamente maravilloso. Isa, muy friolera, prefiere quedarse fuera.
Y así pasamos nuestra mañana en las cataratas Tad Sae. Ahora tomando el sol, ahora zambullidos en el agua, ahora acercándonos a los distintos y fotogénicos saltos de agua. Un momento de verdadera paz, realmente. Particularmente hoy, con tan poca gente en el paraje, pues las cataratas son algo menos populares que las Kuang Si.
Cuando tenemos suficiente han pasado casi dos horas y el hambre empieza a acuciar, de manera que sin dudarlo, nos sentamos en uno de los dos o tres sencillos restaurantes habilitados en el recinto. Arroz frito con pollo y noodles con carne de res será nuestro menú. Acompañado de una beerlao, la cerveza nacional, como Díos manda.
Comentar también que en el complejo de las Cataratas Tad Sae se ha dispuesto un pequeño campo de elefantes, donde es posible darles de comer, bañarlos o hacer un pequeño recorrido con ellos. El ecoturismo parece intentar abrirse paso en este país, aunque bajo el paraguas de esta etiqueta no siempre se cobijan iniciativas completamente acortes al respeto con el medio ambiente y los animales.
También es posible en Tad Sae, realizar un recorrido en tirolinas, que nos recuerda a los que pudimos realizar en la Reserva Santa Elena, cerca de Monteverde. Sin embargo, la realización del circuito no nos parece nada barata.
A la hora acordada, regresamos al embarcadero para tomar un bote hacia el aparcamiento de Ban Aen, donde nuestro tut tuk nos devolverá a la bonita Luang Prabang, donde podremos seguir conociendo alguno de sus 35 templos.
Las cataratas Tad Sae, sin ser tan impresionantes como las Kuang Si, suponen una bonita excursión de medio día desde Luang Prabang, de la que vale la pena disfrutar.