Como ir de Ereván a Tbilisi o Tiflis era uno de los dolores de cabeza más importantes que tuvimos cuando organizamos el viaje a Armenia y Georgia. El traslado desde Tbilisi a Ereván ya habíamos decidido que sería en tren nocturno. Pero a la vuelta, para llegar a Ereván desde Tbilisi queríamos hacer el trayecto por carretera y además, aprovechar para hacer algunas paradas en el camino, para disfrutar de los monasterios armenios que hay en el norte del país.
Después de valorar varias opciones, encontramos un tour de un día que permitía ir de Erevan a Tiflis haciendo parada en los monasterios de Sanahin, Haghpat y Akhtala. Utilizamos los servicios el popular Envoy Hostel de Erevan.
El grupo se componía de poco más de una docena de viajeros: 4 italianos divertidísimos que no dudaron en sacar la guitarra y amenizarnos el trayecto con sus canciones, una pareja de eslovenos, una pareja de alemanes, una chica valenciana que ha recorrido más de 100 países, un catalán de Lleida y nosotros tres.
Para ir de Ereván a Tbilisi se tardan unas 5 horas para recorrer los aproximadamente 300 kilómetros que separan las dos capitales. A esto hay que añadir una parada de aproximadamente una hora u hora y media en cada uno de los tres monasterios, una parada técnica para desayunar al cabo de una hora de salir de Ereván y una parada de una hora y media para disfrutar de una extraordinaria barbacoa armenia casera: el khorovats, de la que disfrutamos antes de pasar la frontera entre los dos países.
MONASTERIO DE SANAHIN
Es el primero de los tres cenobios que visitamos. Tanto el Monasterio de Sanahin, como el de Haghpat, forman parte del patrimonio de la humanidad y son dos lugares imprescindibles que casi todos los viajes a Armenia incluyen, aunque el turismo en Armenia está todavía en una fase muy incipiente para al viajero occidental.
Las construcciones que a partir del siglo X se fueron edificando en esta localización nos parecen realmente extraordinarias. Hasta veinte edificios podemos encontrar en el complejo del Monasterio de Sanahin, entre las que destacan la preciosa Catedral de San Amenaprkitch o del Salvador, la iglesia de San Astvatsatsin o de la Virgen y la capilla de San Gregorio. Además de las iglesias, las dependencias monacales comprenden el Matenadaran (las bibliotecas donde se guardaban los libros sagrados), refectorios, celdas para los monjes o las típicas torres campanario que hemos ido viendo a lo largo del viaje. En el monasterio encontramos también varias tumbas que corresponden a monarcas de la dinastía Bagrátida, lo que revela la importancia que el cenobio tuvo en la antigüedad.
El monasterio de Sanahin, al igual que el de Haghpat está construido en piedra volcánica, el tufo armenio. A diferencia de los monasterios del centro y del sur del país donde el tufo armenio tiene una tonalidad rosada, el tufo volcánico de los monasterios del norte del país es grisáceo.
Parece ser que este monasterio no sólo se dedicó a propagar y estudiar la fe cristiana, sino que también se dedicó al estudio de las humanidades y de diversas ramas de la ciencia, como la astronomía o la medicina.
El Monasterio de Sanahin habría sido edificado unos años antes que el de Haghpat. De hecho el mismo nombre de Sanahin significa precisamente «este es más viejo que aquel», lo cual hace referencia al Monasterio de Haghpat.
Incluso, hay quien dice que el Monasterio de Haghpat hubiera sido obra de un discípulo del maestro de Sanahin, que le habría querido demostrar que él también era capaz de construir un gran complejo. Sea como sea, es evidente que los mismos artesanos habrían trabajado en las dos construcciones, pues las semejanzas son enormes. Por desgracia, sin embargo, los frescos que parece ser que recubrían las iglesias principales del cenobio se han perdido para siempre (también en el Monasterio de Haghpat) de modo que hasta que llegamos a Akhtala no podremos disfrutar de este arte, ya que según nos cuentan, allí sí que se conservan algunos de los mejores frescos de la Armenia medieval.
Estamos poco más de una hora disfrutando del complejo, de las decoraciones, de las columnas, del atrio, de los juegos de luces y sombras. El guía, además, nos hace una visita muy completa, que nos confirma, que hemos elegido bien en apuntarnos a este tour que nos permite hacer el traslado de Ereván a Armenia conociendo estos cenobios.
MONASTERIO DE HAGHPAT
Tanto el Monasterio de Sanahin como el de Haghpat están en lo alto de colinas, por lo que desde un monasterio se puede ver el otro. En línea recta probablemente no haya más de 6 o 7 kilómetros. De hecho, hay una ruta de trekking entre Sanahin y Haghpat que uniría los dos monasterios en un precioso trayecto de unos 10 kilómetros. Nosotros sin embargo, tenemos que bajar el cerro de Sanahin, pasar por la ciudad de Alaverdi y subir montaña arriba, hasta llegar al Monasterio de Haghpat. Sólo son quince kilómetros, pero llenos de curvas tanto para bajar de Sanahin como para subir a Haghpat, por lo que casi tardamos media hora en hacer el recorrido. Isa se mantiene concentrada en no marearse, y la verdad es que Marc parece que es quien lo lleva mejor.
El Monasterio de Haghpat también data del siglo X y como explicaba, parece que sería la obra de un discípulo del maestro de Sanahin. Algunas fuentes hablan de que incluso, el maestro del Monasterio de Haghpat sería el hijo del maestro de Sanahin. Como su cenobio hermano, en Haghpat no sólo se rezó sino que también se estudió. Al parecer, los monasterios del norte de Armenia fueron un auténtico foco de propagación de la cultura y la ciencia medieval.
La iglesia o Catedral de San Nishan es la más antigua de las construcciones del Monasterio de Haghpat, data del siglo X y se construyó en época del rey Abas I. Además de esta iglesia, en el Monasterio de Haghpat encontramos también capillas, bibliotecas, refectorios, campanarios (del siglo XIII), scriptoriums,…. Vamos, que al igual que el Monasterio de Sanahin, Haghpat se trata de un verdadero complejo monástico.
Como en el Monasterio de Sanahin, en Haghpat encontramos también varios khachkars, las clásicas cruces armenias esculpidas sobre piedra, y que suponen una de las obras de arte más características del país. La piedra con la que se ha construido este monasterio es también el tufo volcánico grisáceo. La verdad es que quedamos maravillados del cenobio. Sin duda, imprescindible, al igual que el de Sanahin. No nos extraña que los viajes a Armenia los intenten incluir en su recorrido.
Una vez hemos disfrutado de Haghpat es hora de comer. Y nada mejor que el khorovats, la clásica barbacoa armenia, para reponer fuerzas. Para disfrutar de la comida, paramos en lo que parece que es una casa particular de campo, en medio de la nada y al lado de la carretera. La carne está buenísima y las diversas verduras y hortalizas que la acompañan, también. Aprovechamos para hablar con la mayoría de viajeros que nos acompañan en el trayecto, todos ellos gente muy viajada y con un montón de anécdotas a sus espaldas. La comida transcurre agradable, y cuando acabamos nos disponemos a seguir nuestra ruta monástica, esta vez para acercarnos a la fortaleza-monasterio de Akhtala.
MONASTERIO DE AKHTALA
Sin tener la importancia de los monasterios anteriores (de hecho el Monasterio de Akhtala, no forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad), tenemos ganas de conocer este cenobio, pues nos han prometido que en él se conservan algunos de los mejores frescos medievales del arte armenio.
Cuando llegamos, ya vemos que lo que queda del monasterio se limita a la iglesia de la Virgen María, del siglo XIII y que además, ha perdido el clásico cono que suele coronar las iglesias armenias. Esta iglesia, está situada dentro de una fortaleza anterior, que correspondería al siglo X, y de la que aún quedan algunos restos, como una muralla que parece más bien que haga de muro de contención de la colina y la puerta de acceso a la planicie donde se encuentra la iglesia. De hecho, la vista desde la carretera de acceso a Akhtala, con la iglesia que sobresale de los muros de la fortaleza es realmente bonita. Lástima que el sol nos venga de cara.
Los frescos de la iglesia de la Virgen María, nos recuerdan algunos de los que hemos visto en Macedonia, Grecia o Bulgaria. La iglesia está profusamente decorada y la verdad es que el estado de conservación es bastante bueno, sobre todo después de la restauración llevada a cabo en 1979 Encontramos escenas que hacen referencia tanto al Antiguo como al Nuevo testamento, así como retratos de varios apóstoles (como San Juan, San Pablo o San Mateo) o de santos importantes de la Iglesia armenia, como San Gregorio el iluminador, como no podía ser de otra manera.
Una vez visitado el monasterio es hora de volver al vehículo que nos llevará de regreso a Tbilisi, donde hace casi quince días comenzó nuestro viaje por Georgia y Armenia.
El tramo hasta la frontera es corto y los trámites aduaneros rápidos. Una vez pasada la frontera, los italianos sacan su guitarra y no dudan en amenizar el tramo final con sus divertidas canciones trovadorescas. Al atardecer llegamos a Tbilisi, ciudad que ya visitamos los primeros días del viaje. La minivan nos deja en la Plaza de la Libertad y nosotros nos despedimos de los compañeros de trayecto. Definitivamente, ha sido una muy buena opción elegir este tour de un día que nos ha permitido ir de Ereván a Tbilisi y de paso, poder conocer los Monasterios de Sanahin, Haghpat y Akhtala.