A principios de verano, y con motivo de un viaje a Armenia y teniendo en cuenta que hacía poco había visitado también Camboya, países los 2, cuyas poblaciones han sufrido dos de los genocidios más grandes de la historia, leí el libro de Bernard Brunetau «El siglo de los genocidios«.
El libro, explica que aunque el fenómeno del exterminio físico y cultural de un pueblo no es exclusivo de nuestros tiempos, ha sido precisamente en el siglo XX, donde ha florecido con más frecuencia y sobre todo de una manera más cuidadosa y programada.
Pueblos como el ruandés, el bosníaco, el judío, el palestino o el armenio han visto como unas veces sus colonizadores y otras veces sus dominadores, no sólo sometían su cultura sino que también intentaban exterminar sus representantes.
Es por ello, que cuando el Gran Pumuki me retó a publicar 5 fotografías en blanco y negro, no dudé de que el tema escogido sería el del sufrimiento humano ocasionado por el propio ser humano, con el intento por parte del pueblo dominante, a menudo también en forma de pueblo colonizador, de eliminar cualquier rastro de cultura del pueblo sometido, pero con el intento al mismo tiempo, de eliminar físicamente y de forma metódica cualquier representante del pueblo en cuestión.
Desde hoy, cada día y durante 5 días, publicaré una fotografía en blanco y negro que haga referencia a este hecho. Asimismo, nominaré cada día a un blogger de viaje para que haga lo mismo: publicar un post con 5 fotografías en blanco y negro, sobre el tema que quieran.
1. AUSCHWITZ. POLONIA. 1940-1945
Cuando entras en el Campo de Concentración de Auschwitz se hace difícil de digerir la historia de tan siniestro lugar. Muy cerca de la preciosa ciudad de Cracovia se encuentra este centro de internamiento donde fueron a parar buena parte de los que el régimen nazi, que había ocupado Polonia, consideraba indignos de compartir con los arios el mismo espacio: más de un millón de intelectuales polacos, gitanos, judíos, homosexuales, eslavos y prisioneros de guerra soviéticos pasaron por este horrible campo de concentración y por su campo hermano de Birkenau, que fue utilizado para exterminarlos en masa. La puerta de entrada, con el cartel que reza Arbeit match frei, «El trabajo os hará libre», aun hiela la sangre.
2. MOSTAR. 1992-1995
Los años noventa del siglo XX sacudieron el corazón de Europa. En la antigua Yugoslavia estallaron una serie de guerras que duraron prácticamente 10 años y que terminaron por dividir el país en 7 nuevos estados. Todo el mundo sufrió, pero las imágenes de la ciudad de Mostar, con el histórico puente obra de Mimar Sinan y que unía los barrios serbobosnios y bosníacos (los musulmanes de bosnia) destrozado fueron una de las imágenes más icónicas de la guerra. También la gente corriendo por las calles de Sarajevo, a fin de resguardarse de los francotiradores o las imágenes del genocidio de Srebrenica, uno de los más duros que se han vivido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando visitamos Mostar, la bonita ciudad Bosnia, quedamos dolorosamente sorprendidos al comprobar que la práctica totalidad de los parques de la ciudad se habían convertido en inmensos cementerios de muertos por la guerra de Bosnia.
3. HIROSHIMA. 1945
El 6 de agosto de 1945 el mundo se oscureció. Y no sólo fue Hiroshima. Cuando el presidente norteamericano Harry Truman, presunto paradigma de la democracia, decidió que lo mejor para rendir Japón en la II Guerra Mundial era lanzar una bomba atómica sobre una gran población japonesa fue la dignidad humana lA que pasó a mejor vida.
Entre la bomba de Hiroshima y la de Nagasaki (lanzada 3 días después) fueron casi un cuarto de millón de civiles los que perdieron la vida. Más de 100.000 durante los primeros días posteriores al lanzamiento de las armas más mortíferas que el hombre haya creado.
Paul Tibbets, el hombre que pilotó el Enola Gay, el avión que bombardeó Hiroshima, nunca se arrepintió. Paul Bregman, que pilotó el B-29 que lanzó la bomba sobre Nagasaki entró en una profunda depresión y anunció que se suicidaría el día del 40 aniversario del lanzamiento de la bomba. Y así lo hizo. Bregman se ahorcó en su casa de Los Ángeles.
Cuando se lanzó la bomba sobre Hiroshima, toda la ciudad quedó reducida a escombros, sólo parte de la cúpula de Genbaku quedó de pie, aunque muy dañada. Y así ha quedado, como símbolo del sinsentido, exactamente en el mismo estado en que quedó después de aquel vergonzoso momento.
4. ARMENIA. 1915-1923.
Entre un millón y medio y dos millones de armenios fueron deportados y exterminados durante el infausto período del gobierno de los Jóvenes Turcos, el partido político nacionalista que se rebeló contra el sultán otomano Abdul Hamid II y le sucedió en el gobierno de Turquía hasta el fin de la Primera Guerra Mundial.
Aunque el Gobierno turco nunca ha aceptado que aquel negro episodio de su historia formara parte de un plan sistemático de exterminio cultural, religioso y étnico y lo encuadra dentro de las luchas en el seno de la Primera Guerra Mundial, la práctica totalidad de los estudiosos neutrales lo han calificado como uno de los genocidios más brutales de la historia de la humanidad.
Cuando visitamos el Memorial del Genocidio de Ereván no había nadie. En ese momento llegó un autobús y unas cuarenta personas, en silencio, se situaron en torno al fuego eterno que conmemora la masacre. Dejaron unos ramos de flores a su lado y comenzaron a cantar la melodía más triste que nunca hayamos oído. No había que entender la letra. La música era suficiente. Tuve que hacer tres pasos atrás para llorar en silencio ante uno de los momento más emotivos que nunca hayamos vivido.
5. PALESTINA. 2002 – Vigente en la actualidad.
Es difícil reprimir los sentimientos de vergüenza cuando re encuentras ante el Muro de Cisjordania. La barrera fue aprobada por el gobierno israelí en 2002, con el único fin de anexionarse de forma ilegal parte del territorio palestino. Sólo así se entiende que el muro se adentre hasta 22 kilómetros en territorio cisjordano y que sólo un 20% se encuentre en la línea verde y un 80% en territorio palestino. Una vergüenza que ha sido declarada como tal por la ONU en varias resoluciones e incluso por la Corte Internacional de Justicia. Nada ha reprimido al estado de Israel, que cuando tenga terminado el muro, de más de 700 kilómetros de longitud se habrá anexionado más de un 10% de territorio palestino.
Y no sólo eso, sino que las últimas leyes propuestas por el gobierno Netanyahu no sólo han profundizado en la anexión de terreno palestino por la vía de los hechos consumados sino que ha propuesto el estado de Israel como estado teocrático, a la altura del Estado Islámico o del Irán de los ayatolás, aceptando que sea la Torá, la ley judía, quien dicte las leyes del estado y creando ciudadanos de primera (judíos) y de segunda (las minorías que suman más del 20 de la población de Israel) emulando así, los peores momentos del Apartheid Sudafricano.
