Visitar el Parque Arqueológico de Tikal, es uno de los quiehaceres imprescindibles de cualquier viaje a Guatemala. Se trata, no solo de uno de los recintos mayas más impresionantes del mundo, sino también uno de uno los diez recintos arqueológicos más extraordinarios que se pueden visitar en todo el planeta, como pueden serlo las ruinas de Angkor en Camboya, la estupa de Borobudur en Indonesia o el Recinto budista de Ayutthaya en Tailandia.
Incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad desde 1979 y situado en medio de la tupida selva del Petén, Tikal fue uno de los centros de poder más importantes de todo el imperio maya, que en cierto modo, era formado por un montón de ciudades -estado, que se convirtieron en más o menos poderosas en función de las alianzas promovidas y las guerras ganadas frente a otras ciudad-estado.
Parece que los mayas se establecieron en Tikal a partir del siglo IV antes de Cristo, pero el momento en que la ciudad conoció mayor esplendor fue a partir del tercer siglo después de Cristo y hasta casi el final de primer milenio, es decir, durante el Periodo Clásico Maya, momento en que se habría abandonado la ciudad.
CÓMO LLEGAR A TIKAL.
La ciudad de Tikal está situada en plena selva del Petén. Las poblaciones más cercanas que le dan cobertura e infraestructura turística son Flores y Santa Elena, que están a unos 65 kilómetros, y El Remate, que está a unos 30 kilómetros.
Puestos a escoger, Flores es la población más interesante para hacer noche, antes de ir a Tikal por la mañana. Está situada en una hermosa isla en medio del lago Peten Itzá, tiene un casco urbano precioso y abundan los hoteles y restaurantes. Además, hay pequeñas agencias turísticas donde organizar desplazamientos a otros lugares de Guatemala, como por ejemplo, las también interesantes ruinas de la ciudad maya de Yaxhá, que también visitamos.
Y a Flores se puede llegar, como mínimo desde estas poblaciones y por estos medios:
– Desde Guatemala City: hay autobuses tanto nocturnos como diurnos. Tardan unas 10 horas en hacer el trayecto. Al llegar a GC se puede conectar con un minibús a Antigua Guatemala. Los precios estaban entre 250 y 300Q según la agencia de viajes, es decir de 25 a 30 euros. También se puede llegar en avión. El precio es bastante más caro. A nosotros nos costó 135 USD, una vía.
– Desde Belice. Hay autobuses que tardan unas 5 horas y media (aunque ellos hablen de 4 horas), contando una parada de una media hora en la frontera. Son autobuses directos que no paran en ninguna población.
– Semuc Champey. Está a medio camino de Guatemala, a unos 330 kilómetros y unas 6-7 horas de trayecto. Puede ser una muy buena opción si se dispone de suficientes días, pues parece que la zona de Semuc Champey es bastante interesante. Si hubiéramos tenido más días habríamos ido.
Para llegar a Tikal desde Flores hay varios servicios de minubús cada día. Pero, aunque parece que debería haber un servicio constante, cada media hora o como mucho, cada hora, la verdad es que los servicios en cada dirección son más bien pocos. El primer servicio es a las 4 de la mañana y sirve para ver la salida del sol desde Tikal. Curiosamente, algunos viajeros que lo tomaron nos lo desaconsejaron. Nos dijeron que hay mucha niebla a esa hora y que no valía la pena. No lo pudimos comprobar porque nosotros tomamos un minibús de las 6 de la mañana, que costaba 60Q ida y vuelta.
CUANTO TIEMPO ES NECESARIO Y QUÉ VISITAR EN TIKAL
Si se pregunta a las agencias de Flores o se consultan algunas guías acabaréis pensando que es necesario un día entero desde el amanecer hasta la puesta de sol para conocer Tikal y todavía te quedarás corto. Quede claro desde el principio: Tikal no es Angkor. No hay que exagerar.
Nosotros estuvimos unas 6 horas en Tikal y nos dio tiempo de verlo casi todo, sin prisas, de subir a un montón de estructuras y de comer tranquilamente después de visitar las ruinas. De acuerdo que no somos expertos en arqueología y que a menudo al ir con un niño de 6 años haga que no te entretengas en todo los detalles, pero tampoco visitamos el recinto a toda prisa.
Sobre el tema de ver el amanecer desde Tikal también habrá gustos para todo y nosotros no podemos hablar por boca propia porque decidimos saltárnoslo. Pero la verdad es que, como he comentado, hablamos con varios viajeros que habían ido y la mayoría coincidían en que la experiencia había sido más bien decepcionante. De animales habían visto pocos (que es uno de los reclamos que venden desde las agencias) y la espesa niebla a primera hora del día hacía que ni se viera salir el sol y que las pirámides se vieran poco nítidas.
Al llegar en bus a Tikal y tras pasar la puerta de acceso (y pagar), recorrimos un sendero por donde vimos fugarse una aguti (un roedor propio de América Central que mide poco más de medio metro). El sendero nos llevó en poco menos de media hora directamente a la Gran Plaza, tras pasar por varias estructuras menores. De camino encontramos también una familia de más de veinte coatís que salieron a nuestro paso. Como su nombre indica, la Gran Plaza es la más majestuosa de toda la ciudad y en cierto modo es su centro gravitacional. A este y oeste hay dos grandes pirámides, llamadas Templo del Jaguar (o Templo I) y Templo de las Máscaras (o Templo II). Al norte de la Gran Plaza, queda la Acrópolis Norte, que contiene gran cantidad de estructuras. Al sur de la Gran Plaza, queda la Acrópolis Sur.
El Templo I o Templo del Jaguar es una de las más bonitas pirámides del mundo maya, y sobre todo, de las más esbeltas. Se alza hasta los 47 metros y parece ser que en el año 734 sirvió de sepultura al monarca Jasaw Chan K’awil. No se puede subir, desde que hace unos años unas turistas se mataron al precipitarse desde arriba. En cambio sí que se puede subir al Templo II o Templo de las Máscaras. Es un poco más antiguo (del 700) y un poco más bajito (38 metros de altura) aunque igual de impresionante. Cabe decir, que quien quiera subir no lo puede hacer desde las escaleras anteriores, sino desde unas escaleras que han puesto detrás. La verdad es que es muy cómodo, pero pierde un poco el encanto.
Después de visitar la Gran Plaza entramos y trepamos por varias estructuras de la Acrópolis Norte. Es una estructura que data del preclásico maya, hacia el 250 y que se ubica sobre una gran plataforma de unos 100 por 80 metros. Hay un montón de estructuras, muchas de ellas piramidales y con escalinatas frontales bien empinadas, lo que provocó que subiéramos envalentonados, pero que bajáramos un poco asustados, producto de la impresión que hace ver la empinada escalinata desde arriba. En esta acrópolis hay un montón de templos, estelas y altares.
Al Sur de la Plaza está la Acrópolis Sur, que visitamos en seguida, antes de pasar a buscar el Templo V, enorme, que está al lado y que era una gran pirámide funeraria de un monarca que no se ha identificado. Su altura es de 58 metros, por lo que es la segunda más alta de Tikal y está muy restaurada. Quizás incluso demasiado restaurada, sobre todo por su parte frontal, donde destaca la enorme escalera de 20 metros de ancho. La pirámide está coronada por un pequeño templo o santuario que goza de una enorme crestería de más de doce metros de altura. Tal y como explican unos paneles, la restauración fue llevada a cabo gracias a la ayuda de la cooperación española. Junto al Templo V pudimos disfrutar un rato de una familia de monos araña que nos entretuvieron con sus monerías.
Siguiendo en dirección oeste fuimos a la Plaza de los Siete templos y después, a la que aquí llaman, Plaza del Mundo Perdido.
En la Plaza de los Siete templos, nos encontramos, claro, las ruinas de siete templos, casi iguales. También hay la estructura de unos palacios y los restos de algunos juegos de pelota. Por esta zona había una par de pavos reales que posaron para nosotros.
En el Mundo Perdido encontramos una pirámide no tan esbelta como las que hemos encontrado hasta ahora y que estaba decorada con máscaras de estuco. Fecha del Preclásico tardío y es una pirámide de base cuadrada, de unos treinta metros de altura y con escaleras en sus cuatro lados. Parece ser que en su cima había algún templo que habría desaparecido. Aquí encontramos una enorme y peluda araña tarántula, que un guardia cogió para enseñárnosla. Aunque insistía en que no picaba, decidimos no hacerle caso.
Visitado el Mundo Perdido, el sendero nos lleva hasta el Templo IV, que es otra gran pirámide que se levanta hasta 70 metros sobre el suelo. También es conocida como Templo de la Serpiente bicéfala y se puede subir a lo más alto, nuevamente gracias a una escalera de madera que han puesto en su parte posterior. Es la pirámide más alta de todo Tikal y de hecho, actualmente es la más alta de las estructuras precolombinas que se conservan en toda América. Desde el templo que hay en la cima de la pirámide se puede ver una de las vistas más extraordinarias de Guatemala, con toda la Selva del Petén a tus pies y con las diversas pirámides que hemos ido viendo hasta ahora, repartidas aquí y allá.
Volvimos hacia la zona de la Gran Plaza por la Calzada Tozzi. De regreso, pasamos junto al Templo III o Pirámide del Gran Sacerdote, otra altísima pirámide de 55 metros de altura. En menos de media hora llegamos nuevamente a la Gran Plaza, que volvimos a disfrutar, relajadamente por última vez.
Cabe decir que nos perdimos algunas estructuras que quedan un poco más apartadas, como por ejemplo el Templo de las Inscripciones o Templo VI que está a una media hora de camino desde la Gran Plaza, pasando por la Calzada Méndez.