Visitar el Perito Moreno es uno de los objetivo que casi todo viajero tiene en mente. Si se hiciera un top ten de los espacios naturales imprescindibles para los viajeros, los glaciares de la Patagonia argentina estarían sin duda en este listado. Y de entre todos, el más conocido, por ser el más accesible entre los grandes glaciares y por ser también uno de las más impresionantes es el Perito Moreno.
Es por eso que todo viaje a Argentina debería hacerse con la premisa de no dejar de ver esta auténtica maravilla, que es además, uno de los pocos glaciares del mundo que no retroceden, ahora que el cambio climático está llevando a que la mayoría de milenarios glaciares pierdan día a día, parte de su tamaño.
LLEGADA AL CALAFATE DESDE BUENOS AIRES
Llegamos a El Calafate, la ciudad que da infraestructura a los visitantes que quieren conocer el Perito Moreno en un vuelo procedente de Buenos Aires. De hecho, por la mañana habíamos abandonado Iguazú, después de disfrutar de las cataratas más extraordinarias que jamás pudiéramos imaginar, en un vuelo dirección Buenos Aires, que se había retrasado más de dos horas por culpa de una enorme tormenta tropical. Como no hay vuelos directos, hay que hacer escala en el aeropuerto de la capital argentina, antes de coger un vuelo que nos deje en El Calafate al medio día. Curiosamente, cuando ya pensábamos que perdíamos el enlace, el vuelo Buenos Aires – El Calafate, nos esperó a nosotros y a una docena de viajeros más que hacíamos el mismo trayecto.
Cuando llegamos al pequeño aeropuerto contratamos un servicio de transfer que te lleva en un minibús directamente al aeropuerto. Hay servicio de transfer después de cada vuelo, por lo que este es el camino más fácil para llegar al hotel.
Dejamos las maletas en el hotel y no queremos perder el tiempo, ya que queremos contratar para el día siguiente una excursión una excursión que nos hace especial ilusión, que aquí llaman Todo Glaciares y que te lleva en catamarán por los glaciares Upsala, Spegazzini y Perito Moreno (de la que hablaré en otro post).
VISITA AL PERITO MORENO DESDE EL CALAFATE
Y el día siguiente lo que más ganas teníamos: poder disfrutar del extraordinariao glaciar del Perito Moreno desde las pasarelas que se han adecuado en el PN de los Glaciares.
Hay varios autobuses que van al Perito Moreno desde buena mañana. Al menos hay dos empresas que realizan el trayecto Caltur y Los Glaciares. Sin embargo, los horarios no son demasiado extensos, por lo que hemos reservado la plaza de autobús el día antes, para asegurarnos el asiento. Es evidente en esta zona, que lo que interesa es que cojas una excursión o tour organizado, evidentemente mucho más caro. Además, la mayoría de tours, como el comentado Todo Glaciares o el trekking por el Perito Moreno, están monopolizados por una empresa, de manera que es imposible escaparte de los elevadísimos precios que tienen.
En este enlace puede ver los horarios de los buses en el glaciar.
El trayecto, de unos 80 kilómetros, dura poco más de una hora y media y poco antes de llegar al frente del glaciar, el autobús hace una parada para que los pasajeros que quieren tomar la embarcación que te acerca vía lacustre al Perito Moreno bajen del bus. Nosotros, como ya hicimos la excursión Todo Glaciares, seguimos hasta las pasarelas.
Y cuando llegamos, el delirio. Es difícil describir en palabras lo que se siente ante este auténtico gigante. Por más fotografías que se hayan podido ver, nada se acerca a poder verlo delante de ti. Su frente de 5 kilómetros de ancho, que se origina en el Campo de Hielo Patagónico Sur, se levanta unos 60 metros por sobre la línea del lago Argentino. Como este glaciar está vivo y no como la mayoría, que están en retroceso, el frente glaciar hace de presa del brazo Rico del Lago Argentino, con lo que esta parte del lago, queda unos 30 metros por encima del resto del lago. El glaciar, se hunde unos 170 metros por debajo del nivel de las aguas del lago, en un evidente ejemplo de que lo que realmente se ve, es sólo una pequeña parte del glaciar.
El agua que queda en el brazo Rico, hace una enorme presión sobre el glaciar, por lo que lentamente se va formando un gran agujero de unos cincuenta metros de altura en el mismo frente glacial. Por este túnel, las aguas del Brazo Rico pueden pasar hacia el lago Argentino, hasta que llega un momento en que la bóveda del túnel no aguanta la presión del hielo y se rompe la cúpula. Dicen que el ruido, que se escucha a varios kilómetros de distancia, es uno de los mayores espectáculos naturales que se pueden ver en la tierra, y ocurre de manera bastante imprevisible, en intervalos que van de 3 a 5 años, en promedio, aunque después de la ruptura de 1998, tuvieron que pasar 16 años, hasta que en 2004 se reprodujera el esperado fenómeno.
Estamos un par de horas recorriendo las diversas pasarelas que hay delante de los glaciares. No nos cansamos de hacer fotografías, aunque el día es más gris que soleado. De vez en cuando se oye un gran estruendo, fruto de que alguna gran masa de hielo se ha desprendido del frente glacial. Las olas que siguen al ruido, llegan a unos cuantos centenares de metros.
Cuando ya hemos visto y fotografiado el glaciar por todos los lados posibles, nos acercamos a tomar un chocolate caliente en el restaurante que hay al lado del centro de visitantes y nos quedamos a la espera del autobús que nos devolverá a El Calafate, contentos de haber podido disfrutar del Perito Moreno, sin duda, uno de los iconos de Argentina.
Por desgracia no podremos hacer el trekking con crampones que se puede hacer por el glaciar. Vamos con Marc, que no tiene ni dos años y evidentemente hay que conformarse en ver el glaciar desde la pasarel.la, o como hicimos ayer, desde la embarcación. Queda pendiente. Quizá algún día.