El monasterio de Tatev es, probablemente, el más escénico de los monasterios de Armenia. Aunque al llegar a la población de Halidzor una estrecha y mareando carretera de 14 kilómetros te permite llegar hasta las puertas del monasterio, la forma más habitual de llegar al monasterio, situado en un auténtico nido de águila, es hacerlo con el precioso teleférico, conocido como Wings of Tatev , es decir, las Alas del Tatev.
LLEGAR AL MONASTERIO DE TATEV EN TELEFÉRICO
Y es que este teleférico, construido a medias por dos empresas suiza y austríaca, es ni más ni menos, que el más largo del mundo construido en una sola sección y permite disfrutar de unas insuperables vistas sobre el valle del río Vorotan, que queda 320 metros por debajo del teleférico, y que te dejan literalmente boquiabierto. El Wings of Tatev tiene un recorrido de 5.7 kilómetros que requiere de casi un cuarto de hora para ser completado. En cada cabina caben 25 personas y cada quince minutos sale un viaje. Abre todos los días, excepto los lunes y el horario es de las 10 de la mañana a las 17.45, que es cuando hace el último trayecto.
El teleférico y las preciosas vistas sobre el valle del Vorota ya serían motivo suficiente para acercarse al Monasterio de Tatev, pero es que al llegar arriba, te das cuenta que además, este precioso cenobio es uno de los más espectaculares que hay en el país, y que ha sido construido en una situación que parece casi imposible, al borde de un enorme precipicio.
El monasterio de Tatev fue construido en el siglo IX como sede del obispo de Syunik. Parece ser sin embargo, que antes de este monasterio ya habría habido una pequeña iglesia desde el siglo IV, es decir, desde que la Cristiandad llegó a Armenia. El monasterio llegó a albergar durante el siglo XI más de 1000 monjes, lo que nos da idea de la importancia que tuvo. Iglesias, celdas, una fabulosa biblioteca, mausoleos, refectorios u otros edificios aún se mantienen de pie y todos ellos rodeados de una fabulosa muralla. Todo ello da lugar a una obra que forma parte y de forma destacada de la lista del Patrimonio de la Humanidad y que es sin duda alguna de las visitas que hay que hacer en Armenia. De hecho, hay que tener en cuenta que estos recintos monásticos armenios, como ya vimos en Sanahin y Haghpat, se convirtieron en auténticos centros no sólo espirituales, sino también culturales y lingüísticos, funcionando incluso a modo de Universidades medievales. Es por ello, que la biblioteca del Monasterio de Tatev, el Matenadaram, era una de las más importantes del país.
Son tres las iglesias principales que podemos encontrar en el monasterio: la de San Pedro y San Pablo, la de San Gregorio el iluminador (omnipresente en toda Armenia) y la de Santa María. La iglesia más importante es la de San Pedro y San Pablo, con una cúpula y un campanario que la hacen excelsa. Junto a esta iglesia, encontramos la de San Gregorio, más pequeña. Y justo al lado, el mausoleo del famoso filósofo Grigor Tatevasi. La iglesia de Santa María queda adosada a una de las torres defensivas, prácticamente en la puerta de entrada al complejo.
Una de las curiosidades que encontramos en el Monasterio de Tatev es la Columna de Gavazan, un esbelto pilar octogonal de ocho metros de altura coronado por una cruz armenia, el típico khachkar que hemos visto por todo el país. Cuentan que la oscilación del pilar indicaba la proximidad de las tropas invasoras (a menudo los selyúcidas o las tropas de Tamerlán) y que esto permitía a la comunidad monástica prepararse para un posible asedio. La realidad es que esta columna se ha mantenido de pie después de varios terremotos, por lo que es un monumento ciertamente preciado y venerado en Tatev.
No queremos marcharnos del Monasterio de Tatev sin encontrar la que es una de las más bonitas vistas que de un monasterio se pueden encontrar en Armenia. Por ello, un holandés con el que hemos hecho cierta amistad los últimos dos días y yo mismo, salimos del cenobio y nos dirigimos montaña arriba, por un camino que nos lleva hasta enfrentarnos al monasterio, pero un centenar de metros más arriba. La vista del monetario de Tatev desde este punto no se nos olvidará nunca. Nadie podría haber escogido mejor paraje para edificar tan magna obra.
Después de haber visitado el pequeño país independiente de Nagorno-Kartabaj durante los últimos tres días (y de la que os recomiendo que leáis el post correspondiente), la vuelta a Armenia, con esta parada en el Monasterio de Tatev ha sido sin duda, fantástica.