En cualquier viaje a la India se pueden encontrar unos curiosos personajes, normalmente situados en las proximidades de los templos y lugares sagrados, de una fuerza visual extraordinaria que llaman enseguida la atención: son los sadhus. Pero quienes son los sadhus? A que se dedican?
Los sadhus son una suerte de peregrinos de la vida hinduista, de ascetas que han escogido en el camino de la austeridad y la penitencia para llegar a la iluminación. Vaya, como ya veis, muy místico todo.
Estos ascetas rechazan todo lo que es material, de modo que en su búsqueda de los auténticos valores de la vida, sólo están provistos de su cuerpo y de su ropa. Bueno, y también, de una especie de recipiente para recoger limosnas, pues estos personajes no trabajan y viven únicamente de las ofrendas de los fieles, que a menudo los consideran unos auténticos santones de la religión hinduista, gente venerada y bien considerada. No suelen tener casa donde vivir y a menudo viven en el suelo de los templos o a veces en los bosques o cuevas, aunque según los mandatos de la religión que profesan, no deben quedarse establecidos en un solo lugar sino que se tienen que ir moviendo. Por último, como una constante que se ha ido repitiendo en la historia de las diversas culturas, estos ascetas renuncian también a la vida sexual.
Para el hinduismo, la vida se compone de cuatro niveles: la infancia y adolescencia es la primera; la madurez es la segunda (donde el hindú se convierte en padre y disfruta de la vida familiar); el Vanaprastha es la tercera (donde se comienza a alejarse de la vida en familia, una vez ya ha cumplido con sus obligaciones). El cuarto nivel es el gannyasa, cuando se convierte definitivamente en asceta. Obviamente no todos los hinduistas llegan al cuarto nivel. Y algunos de ellos, se saltan el segundo nivel, de modo que excepcionalmente, podemos encontrar sadhus jóvenes que se han saltado la vida familiar. Se considera que entre cuatro y cinco millones de indios son los que llegan a ser sadhus.
El referente para estos sadhus, sería el dios Shiva, uno de los tres más sagrados del hinduismo (junto a Brahma y Visnú). Shiva está considerado un yogh (practicante de yoga) que vive su vida ascética en el monte Kailash, una montaña sagrada que se encuentra en el Tíbet, y que según algunas creencias hinduistas estaría relacionado con el paraíso y con el destino final de las almas que puedan liberarse del ciclo de las reencarnaciones. Con todo, no todos los sadhus son seguidores estrictos de Shiva, pues hay algunos que lo pueden serlo de Visnu o Shakti.
Los sadhus, aparte de pedir limosna junto a los templos, dedican su esfuerzo a la meditación. Cuando deciden retirarse de la vida común, empiezan siguiendo a un gurú o maestro. Este periodo puede alargada más allá de unos años. Al cabo de un tiempo, abandonan su seguimiento y siguen la vida ascética de manera solitaria. Los sadhus , sin embargo, seguirán vinculados a su maestro de forma perenne. En el momento de unirse al gurú, y como señal de respeto, se rapan su cabello. Después, sin embargo, se dejarán el cabello largo y no se lo vuelven a cortar nunca más. Es por ello, que casi siempre veremos los sadhus con su cabello largo, que pueden llevar recogido, y sobre todo, con su barba larga y blanca. Parece ser, que la larga cabellera supondría una alegoría del río Ganges, el más sagrado del hinduismo.
También podremos observar cómo llevan su cara pintada, o al menos su frente. Los sadhus se dividen en varios grupos y según al que pertenezcan se pintarán de una u otra forma.
Durante el viaje a la India vimos sadhus en varios lugares, particularmente en Rajastán y también en Varanasi, que claro está, es uno de los sitios más sagrados del hinduismo. En líneas generales no hay problema para fotografiarlos y a menudo posan para el retrato. A cambio, y dado que viven de la limosna, puede que pidan algunas rupias.