Después de 2 días visitando Jerusalén es hora de trasladarnos a Palestina. Aunque visitaremos varios enclaves en el día de hoy, el objetivo final es llegar hasta Hebrón, una de las ciudades permanentemente pobladas más antiguas de la historia y que lamentablemente está dividida en 2 partes, pues aunque está situada en territorio palestino, los israelíes la han colonizado en gran parte.
La ciudad es ahora conocida por los tensos enfrentamientos que por desgracia, abundan entre las dos comunidades (la palestina y la judía), pero también por tener uno de los lugares de culto más importantes tanto para los árabes como para los palestinos: la Mezquita de Ibrahim o Tumba de los Patriarcas, que es el tercer lugar más sagrado del Islam y el segundo del judaísmo. Una vez más, demasiados milagros por kilómetro cuadrado en estas tierras.
COMO LLEGAR A HEBRÓN.
Hay varias maneras de llegar desde Jerusalén, pero nosotros hicimos lo siguiente: primero tomamos un autobús palestino desde la ciudad vieja de Jerusalén en dirección Belén. Los autobuses palestinos son los blancos. Una vez en Belén (y después de visitar la iglesia de la Natividad) negociamos con un taxista un recorrido por Palestina, que nos llevaría hasta el Herodión, el monasterio ortodoxo de Mar Saba, la ciudad de Hebrón y el Campo los Pastores.
BREVÍSIMA HISTORIA DE HEBRON.
Las primeras referencias a la ciudad de Hebrón las encontramos en la Biblia, que nos cuenta de la existencia de la ciudad ya en el siglo XVIII antes de que los israelitas la conquistaran.
Según el libro del Génesis, Abraham, que es personaje santo no sólo para los judíos, sino también para los musulmanes, compró la cueva de Macpelá y las tierras que la rodeaban, para usarlas para enterrar a su difunta esposa, Sara , y más adelante, él mismo.
Hebrón es integrada dentro de los dominios de Judá, siendo precisamente aquí, donde David es proclamado Rey de Judá primero, y rey de todos los judíos, después. Hebrón fue durante muchos años la capital de los judíos, hasta la conquista de Jerusalén. A partir del siglo VI AC los judíos fueron expulsados de la zona y varias civilizaciones la ocuparon. Primero fueron los edomitas, pero después, los griegos, los romanos y los bizantinos.
Hacia el 638 llegan los musulmanes y convierten las antiguas iglesias cristianas en mezquitas. De hecho desde entonces, esta tierra ha sido habitada por varias tribus de origen árabe.
Tras la primera fundación del estado de Israel, después de la Segunda Guerra Mundial (1948), esta tierra, como gran parte de Cisjordania quedó bajo administración palestina, pero los judíos comenzaron a colonizar parte del territorio. La colonización se multiplica a partir de la Guerra de los seis días (1967). En esa guerra, una coalición árabe formada por el actual Egipto, Siria, Jordania e Irak es derrotada por Israel, que se hace con un montón de territorios de forma ilegal, entre ellos los Altos de Golán, el Sinaí, Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
Las Naciones Unidas, sin embargo, han considerado siempre que las fronteras reales del Estado de Israel son las anteriores a 1967. Israel devolvió el Sinaí a Egipto (en 1982, con los Acuerdos de Camp David), pero muchos otros territorios no los ha vuelto nunca más y además, ha incumplido una y otra vez la legalidad internacional, construyendo continuamente nuevas colonias en territorio palestino, lo que sigue haciendo a día de hoy.
En 2005, los asentamiento de la franja de Gaza son evacuados y el ejército de Israel abandona la zona, pero otros territorios, como los Altos del Golam (pertenecientes a Siria) y las múltiples colonias judías en Cisjordania no se han devuelto nunca; justo al contrario, pasándose por el forro todas las sentencias internacionales, en estos momentos, se siguen colonizando nuevos territorios, en una política de hechos consumados.
Las tensiones entre las dos comunidades han sido siempre máximas. Como ejemplo, en 1994 se produjo la matanza de Hebrón, cuando un judío ortodoxo, Baruch Goldstein, nacido en Estados Unidos y trasladado a Israel en 1983, mató a 29 musulmanes e hirió a 120 más, mientras rezaban en la Mezquita de Ibrahim.
En 1997 se firmó el protocolo de Hebrón entre Yasser Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina y Netanyahu, primer ministro de Israel. En él se reflejaba que la ciudad quedaba dividida en dos territorios: el H1, administrado por la OLP y el H2 administrado por Israel. Como dato para la reflexión, comentar que en este H2, que contiene la Ciudad Vieja de Hebrón y la Mezquita de Ibrahim vivían 500 colonos israelíes, mientras que los palestinos eran más de 15.000. En estos momentos, los musulmanes de H1 sólo pueden atravesar el checkpoint bajo determinadas circunstancias y los palestinos de H2 siguen sometidos a las múltiples vejaciones de los habitantes judíos, hasta el punto de que construyen segundos pisos en las casas donde viven los palestinos, y desde ellas, les echan todo tipo de basura e incluso gasolina y excrementos.
UN PASEO POR HEBRÓN.
Cuando llegamos a Hebrón, aparcamos en el sector H1, y empezamos a pasear, acompañados del conductor del taxi. Hay poca gente en la calle y los comercios están cerrados. No es viernes, pero según nos dicen cada vez hay menos gente en el souk, sobre todo en esta zona cercana a H2. La gente es amable y nos da las gracias por haber venido a Hebrón. Los «welcome» se repiten, pero el hecho de que el souk tenga todas las tiendas cerradas lo hace bastante desolador.
Llegamos al checkpoint que separa el sector H1 del H2. Nuestro conductor, Musa, nos dice que él no pasa al otro sector. No nos queda claro si puede pasar o no, porque de hecho, sí vemos algunos musulmanes que hacen el trayecto contrario. Nos dice que vayamos con cuidado y quedamos en una hora en ese mismo punto.
Pasamos el control después de tener que contestar una serie de preguntas a los intimidatorios soldados que custodian el punto, metralleta en mano. Que qué vamos a hacer, que si conocemos algún palestino…
Entramos en la Tumba de los Patriarcas, el tercer lugar del mundo más sagrado para los musulmanes y segundo para los judíos. Tiene dos entradas, y cada comunidad tiene que usar la suya. Según cuenta la leyenda (en este momento se hace difícil saber si lo dicta la tradición o el antiguo testamento) en esta situación hay enterrados ni más ni menos que tres de las parejas más importantes de la Biblia: Abraham y Sara, Isaac (hijo de Abraham) y Rebeca y Jacob y Lea.
En tiempos del rey Herodes se construyó un primer monumento alrededor de la supuesta tumba, pero fue después de que los musulmanes ocuparan Hebrón (después de la conquista por parte de Omar), que se construyó la que es conocida como Mezquita De Ibrahim. Y es que a Ibrahim, que corresponde al Abraham judeocristiano, se le atribuye ni más ni menos que la construcción de la Kaaba de la Meca, junto con su hijo Ismael.
Para los judíos la santidad del lugar le viene dado porque fue el primer trozo de tierra que Abraham compró en la Tierra Prometida, para enterrar a su esposa Sara; posteriormente, él también fue enterrado en el emplazamiento.
La mezquita de Ibrahim es una enorme mole, que parece más bien una fortaleza. Para entrar hay que pasar un control y subir las escaleras laterales que llevan a la sala de oración. Es una estancia bastante austera. Hay una zona para los hombres y otra para las mujeres. El techo está pintado con gracia. El minbar, el púlpito desde donde el imán de la mezquita hace el sermón, es muy bonito. También nos acercamos donde están las tumbas. Curiosamente, después de la repartición de la ciudad de Hebrón, las tumbas quedaron en el 81% del edificio que está bajo control palestino. De esta manera los judíos no pueden visitar los cenotafios, excepto 10 días al año que tienen especial significado para ellos. Ni que decir que el estado de Israel no renuncia a poder controlar la tumba de los Patriarcas, pero de momento tanto la ONU como la UNESCO han dejado claro que el lugar forma parte de los territorios ocupados, por lo que sigue bajo la administración de la Autoridad Nacional Palestina.
Salimos por la puerta por donde hemos entrado y nos dirigimos a la puerta que da paso a la zona judía del monumento. Hay un par de salas donde una serie de colonos, la mayoría de avanzada edad, leen algunos libros en hebreo. Hay una biblioteca con un montón de libros, pero como hemos dicho, desde esta parte del edificio, no se tiene acceso a las tumbas.
Salimos de la Mezquita y damos una vuelta por H2. Todo está dañado. Encoge el corazón ver como encima de muchas casas palestinas, los judíos han edificado, de manera impune, sus construcciones. No sólo eso, si no que los palestinos han tenido que poner en muchas calles, unas enormes redes que evitan que los judíos, desde arriba, les tiren todo tipo de basura, e incluso defecaciones y gasolina. El objetivo es claro: quieren que los 15.000 palestinos emigren, literalmente de la zona ocupada por 500 colonos. Todo ello, se hace en connivencia con el ejército israelí, que a menudo no lo aprueba, pero que en la práctica, tolera todo tipo de vejaciones. Vemos varias banderas de Israel en los primero pisos de las edificaciones y también vemos algunos edificios de nueva planta, que evidentemente son de judíos, pues los palestinos no tienen derecho a construir. Nos avisan de que no tiremos fotos y así lo hacemos. Es por esto que 3 de las fotos de la zona H2 las hemos tomado prestadas (bajo permiso) del blog Memorias del mundo. Hay muy poca gente en la calle y la verdad es que nos sentimos inseguros y tensos.
Pasamos por un montón de zonas en ruinas. Parece que no hay demasiado interés en reconstruir lo que está dañado. En zonas insospechadas nos encontramos trozos de muro que separan H1 de H2.
Caminamos sin rumbo, no tenemos mapa y estamos un poco asustados y desbordados.
NOS PERDEMOS Y ACABAMOS RETENIDOS Y SIN PASAPORTE.
De repente, encontramos una carretera asfaltada que sube hasta no sabemos donde. Y empezamos a subir. Nos damos cuenta de que nos estamos medio perdiendo y no sabemos exactamente hacia dónde vamos. Al cabo de unos mitos hay un cruce a mano derecha con otro enorme check point y unas enormes vallas que impiden el paso. Desde el punto de control nos piden el pasaporte y nos preguntan que qué hacemos allí. Turistas, contestamos. El individuo del punto de control no es militar esta vez. Ni siquiera, va vestido de policía. Hace un par de llamadas y nos dice, que podemos entrar.
Y eso hacemos, caminamos hacia dentro, por una carretera que nos lleva, en pocos minutos, hasta una especie de urbanización. Aquí las casas son bastante más nuevas. Se trata de edificios de 4 o 5 plantas, uno al lado del otro, a veces con zonas ajardinadas entre ellos. Sin embargo, no hay nadie en la calle. Echamos un par de fotos generales, y después, una foto en el que parece el patio de un colegio.
Enseguida aparecen dos personas, dos colonos judíos, con muy mala cara que bajan de una pick up y nos preguntan que qué hacemos allí. Les decimos que turismo. Pero no les gusta nada y nos dicen que nos han visto haciendo fotos. Y además, una foto de una escuela. Le digo que sí, pero que son fotos generales, sin importancia -y se las enseño-, pero no les gusta para nada y nos piden el pasaporte (pero no nos hacen borrar las fotos).
Les enseñamos el pasaporte (la verdad es que en ese momento ya estábamos apretando el culito) y dicen que llamarán a la policía. De momento nos hemos quedado sin pasaporte. ¿Hemos hecho algo incorrecto?. Sufrimos por nosotros, y por Musa que nos debe estar esperando en el check point.
No viene ningún policía y estamos más de tres cuartos de hora esperando. Ellos tienen nuestros pasaportes y nos dicen que de allí no marcha nadie. Cada vez estamos más agobiados. La situación es clara: aquí mandan ellos, ni policía ni tonterías. Ellos son la ley e imponen su orden. Cada vez tenemos más claro que la policía ni la han llamado ni vendrá. Estamos asustados. Además cada vez tienen más mala cara y hay un momento en que se discuten entre ellos. La sensación que nos da es que uno le dice al otro que ya basta, pero el primero no tiene suficiente.
Casi nos tienen una hora entera retenidos y tras varias súplicas al final nos dejan marchar. Volvemos deprisa carretera abajo, porque hace más de una hora que habíamos quedado con nuestro conductor. Al pasar por el paso de control le explicamos lo que nos ha pasado al jovencísimo militar que hay, que reniega y nos dice el nombre del cerdo de los colonos. Se caga con todo, vamos. Está claro que no tiene ningunas ganas de estar en Hebrón (da la sensación de que haciendo el servicio militar) y que está harto de estas situaciones y de los colonos en general. Incluso nos pide excusas. Cabe decir que buena parte de los judíos están en contra de la colonización de estas tierras.
Cuando llegamos a Musa le explicamos lo que nos ha pasado. Estaba asustado por nosotros, pensando que no nos hubiera pasado algo grave. Una vez en casa, mirando los mapas, nos parece reconocer que donde nos hemos metido es en Kiryat Arba, un asentamiento judío fundado en 1970 que contiene aproximadamente unos 7000 colonos. De esta comunidad era el individuo que en 1980 hizo estallar una bomba en el mercado de Hebrón causando 11 heridos. Otras veces, los colonos de esta comunidad se han dedicado a incendiar en serie varios coches de palestinos. Este asentamiento, como todos los demás asentamientos judíos en los territorios ocupados son declarados ilegales por la ley internacional establecida en la Cuarta Convención de Ginebra. Aunque la Corte Internacional de Justicia y la propia ONU han dictado varias sentencias desfavorables a los intereses de Israel, pidiendo el inmediato desmantelamiento y eliminación de las colonias, Israel no sólo desoye las sentencias sino que crea nuevas colonias.
Volvemos en coche dirección Belén. Antes de llegar todavía haremos un par de paradas. La primera al Campo de los Pastores, donde ni más ni menos, estaban los pastores el día que fueron avisados de que Jesús había nacido. Hay una iglesia dentro de una cueva. Finalmente, hacemos una parada en el ignominioso muro que ha construido Israel para separar el estado hebreo de los territorios de Palestina, que queda aislada. Además, para ello, Israel toma un montón de terreno de Palestina, pues el muro está construido en la zona Palestina. Sentimos vergüenza de la raza humana y se nos hace difícil entender que un pueblo, el judío, que explica que ha sufrido tanto durante milenios, sea capaz de someter a otro (el palestino) hasta tal grado de degradación.