Cuando en 2006, el director alemán Tom Tykwer adaptó para el cine la novela de Patrick Suskind, el Perfume, Grasse se situó de repente, en el mapa turístico francés. La novela estaba ambientada en la ciudad francesa de Grasse y la película, utilizó también, para las localizaciones del filme, la pequeña población de la Costa Azul, que no en vano se puede considerar la capital mundial del perfume.
Y es que hasta una cuarta parte de los perfumistas de todo el mundo tienen su sede en Grasse. Son estos los productores de las fragancias que posteriormente venderán a algunas de las comercializadoras más famosas, muy a menudo, con el nombre de famosos modistas, que en contra de lo que se supondría, tienen en la venta de colonias y perfumes el grueso de su facturación.
Más allá del gran número de perfumerías que se encuentran en la población y que se pueden visitar en visitas guiadas, Grasse es una bonita población con un interesante núcleo medieval, que permite disfrutar del interior de la Costa Azul francesa.
NUESTRA VISITA A GRASSE, CAPITAL DEL PERFUME
Llegamos en autobús de línea desde Niza. En menos de una hora hemos llegado a la Gare routière que se encuentra a poco más de cinco minutos del centro histórico. En la misma estación de autobuses se encuentra la Oficina de Turismo que nos regala un mapa de la población, nos da información sobre lo más interesante de la población y nos recuerda, que por ser este fin de semana, las Jornadas Europeas del Patrimonio, el Museo Internacional del Perfume es gratuito.
Desde la Gare routière bajamos por el Boulevard du Jeu du Ballon y enseguida giramos hacia la izquierda para adentrarnos en el centro histórico. Nos encontramos primero con la bonita Plaza aux Aires, con su fuente en medio. Se trata de una plaza porticada, llena de antiguas casas del siglo XVI y XVII donde encontramos un pequeño mercado, donde sobretodo se venden víveres y flores. El aroma del queso llega a todas partes en Francia, pues es éste, sin duda, uno de los productos estrella del país.
Un poco sin rumbo definido, empezamos a dar vueltas por el casco histórico, que está lleno de estrechas calles, algunos de ellas, bien empinadas, donde enseguida encontramos la huella principal de la ciudad: la enorme importancia de las perfumerías en el día a día de Grasse. Encontramos muchas tiendas dedicadas a esta industria, donde podemos encontrar y probar todo tipo de fragancias. Algunas de ellas, según nos explican, realizadas con métodos tradicionales y artesanales.
Nos acercamos enseguida el Museo Fragonard, que es de entrada libre. Jean-Honore Fragonard es el ciudadano más famoso de la población y uno de los pintores más importantes de Francia. Desarrolló gran parte de su carrera en París, en la segunda mitad del siglo XVIII, pero en este interesante museo encontramos una buena cantidad de obras suyas, así como de algunos de sus discípulos, como Marguerite Gérard o Jean -Baptiste Mallet.
A continuación nos acercamos a la plaza donde se encuentra la Catedral de Notre-Dame-du-Puy. Entramos por una escalera en forma de herradura que fue añadida posteriormente, pues la catedral es de estilo románico y data del siglo XIII. La nave central que tiene una longitud de 55 metros destaca por su fortaleza, como pone de manifiesto las enormes columnas que la sostienen. En el templo encontramos tres pinturas de Rubens, pero probablemente la estrella, como no podía ser de otra manera en Grasse, es una pintura de Fragonard, mucho mayor que las que hemos visto en el museo y que es poco común en este pintor, que se dedicó sobre todo, a los retratos y a la pintura de género, y muy pocas veces, a la pintura religiosa.
Al lado de la Catedral encontramos la Mairie de Grasse. Hoy es jornada de puertas abiertas, por ser las Jornadas Europeas del Patrimonio. No desaprovechemos la ocasión y entramos. Podemos conocer la Sala de Plenos y alguna dependencia más de lo que es la casa consistorial de la ciudad.
Después de dar unas cuantas vueltas más por el centro histórico nos dirigimos hacia la Usine Historic de Fragonard. La que quizás es la fábrica más famosa de la ciudad de Grasse lleva el nombre del hijo predilecto de la villa. Actualmente, los perfumes Fragonard se fabrican en una moderna perfumería que hay en las afueras (y que también se puede visitar), pero la antigua perfumería, que se encuentra en el Boulevard Fragonard, es aún visitable, y además de forma gratuita.
Disfrutamos de un recorrido guiado por las antiguas dependencias de la perfumería, donde nos explican cómo ha ido evolucionando el arte de la perfumería en los últimos dos siglos. Vemos un montón de utensilios para la fabricación de las fragancias y nos explican los diversos procesos que deben pasar antes de que un perfume esté listo para ponerse en el mercado. La verdad es que es un recorrido muy interesante, donde además, podemos oler un montón de fragancias diferentes. Es una visita que no te puedes perder en Grasse, y que de hecho, es la visita estrella de la ciudad, pues por ser ésta gratuita, hay muchos visitantes que van directamente a Fragonard, obviando el interesantísimo Museo Internacional del Perfume.
Hoy sin embargo, este museo es gratuito, por lo que no nos lo pensamos, y una vez visitada la Usine Historic de Fragonard nos acercamos al museo, que está a un par de minutos de distancia. Y la verdad es que vale muchísimo la pena, por lo que, de no haber sido gratis, tal vez nos la habríamos perdido y habría sido una auténtica pena. En el Museo Internacional del Perfume nos cuentan la historia del perfume desde la antigüedad clásica. Conoceremos la importancia que ya en la antigua Grecia tuvo el perfume y que luego, en la época Griega y sobre todo, en la Época Romana evolucionó. Fue precisamente en la Antigua Roma, donde el perfume evoluciona hasta hacerse realmente transportable. Esto es así, gracias a que se inventan los recipientes de vidrio soplado.
También nos explican que aunque en la época medieval, la iglesia casi prohíbe el uso del perfume, durante el Renacimiento éste vuelve a posicionarse como un elemento indispensable. Esto es así porque el miedo a los contagios hace que cada vez la gente se bañe menos y para no oler mal, el uso de sustancias aromáticas crece exponencialmente.
Aparte de ver muchos utensilios con los que se han producido los perfumes durante los últimos siglos (algunos de ellos, como los vistos en Fragonard), en el museo vemos cientos de carteles y recipientes de perfumes, de más antiguos y de más modernos. Además, tiene un curioso jardín donde podemos disfrutar de la materia prima con que se hacen las fragancias: las flores y plantas diversas, todas ellas aromáticas y de todo el mundo (tiene una zona de alta temperatura y humedad donde encontramos plantas de las zonas tropicales). La verdad es que el museo es muy interesante y vale muchísimo la pena.
Siguiendo por el Boulevard Fragonard, a pocos metros, encontramos la Villa Musee Fragonard, que es donde el pintor de Grasse se instaló nuevamente a su villa natal, cuando se marchó de París durante la Revolución Francesa. Por desgracia, la Villa Fragonard está en obras, y no podemos disfrutar de ella.
En total estamos unas cuatro horas en Grasse, incluido un rato para comer en uno de los muchos restaurantes que hay en la población. Después, nos acercamos nuevamente a la Gare Routière para tomar un bus que nos llevará a Cannes, en un trayecto de una hora.
CÓMO LLEGAR A GRASSE.
Aparte de llegar en coche, las líneas de bus de Ligne Azul son muy eficientes. Hay varios buses que llegan desde Niza (línea 500) y desde Cannes (líneas 600 y 610). Los fines de semana hay servicios cada hora y media y cada hora, respectivamente, pero entre semana, hay varios servicios cada hora. El trayecto no llega a la hora y el precio del billete es de sólo 1.5 euros.
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