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VISITA DE 3 DÍAS A NAGORNO KARABAJ. La otra Armenia

Visitar el estado de Nagorno Karabaj era uno de los motivos que nos llevó a visitar los países de del cáucaso, una zona rica en historia, pero también en conflictos contemporáneos, algunos de los cuales, han dado lugar a la creación de una serie de nuevos estados independientes, como Osetia del Sur, Abkhazia o Nagorno Karabaj. Este último surgió precisamente de la guerra de Nagorno Karabaj, entre Armenia y Azerbaiyán de la última década del siglo XX.

Para visitar Nagorno Karabaj optamos por la solución más sencilla, es decir, contratar un tour de tres días en la capital de Armenia, Ereván, que nos permitía conocer un buen número de enclaves en este país, que está apartado de las rutas turísticas convencionales. Elegimos la empresa Hyur Service.


Nagorno Karabaj goza de una escasa infraestructura en cuanto a transporte público, por lo que visitarlo por libre, aunque posible, no permite a menudo llegar con relativa facilidad a alguno de los enclaves que queríamos visitar.

Además, la reducida frecuencia de los autobuses hace que probablemente se necesite bastante más tiempo para poder descubrir el país. De modo que como sólo teníamos tres días para conocer Nagorno Karabaj (contando el largo desplazamiento desde Ereván, y la vuelta), pensamos que la opción del tour organizado con alguna empresa local, era una muy buena opción. Además, Hyur Service te gestiona el permiso o visado de entrada a Nagorno Karabaj, de manera que te ahorras el engorro burocrático.
A toro pasado, creemos que acertamos.

LA GUERRA DE NAGORNO KARABAJ

Los conflictos entre los armenios y los azeríes hay que remontarlos a cuando las dos nacionalidades se independizan del Imperio Ruso, en 1918, y poco después la Unión Soviética toma el control de todo el cáucaso. En ese momento, se forman las diversas Repúblicas Soviéticas y Nagorno Karabaj, que tenía mayoría de población armenia, es anexionada a la República Soviética de Azerbaiyán.

Es, sin embargo, con el desmembramiento de la Unión Soviética cuando el conflicto se reactiva, de manera que la mayoría armenia pide su pertenencia al recién creado estado armenio o al menos, su independencia de la también recién creada República de Azerbaiyán. La guerra de Nagorno Karabaj dura entre 1991 y 1994, y pese a que los medios con que disponía Azerbaiyán eran muy superiores a los que tenían los armenios de Nagorno Karabaj, la guerra es ganada por los secesionistas, gracias a la inestimable ayuda de sus hermanos de sangre armenios, que acudieron en su ayuda. Desde 1994, año en que se firma un alto el fuego, impulsado por el gobierno ruso (aunque oficialmente, la guerra de Nagorno Karabaj no ha terminado con un armisticio) la nueva república se convierte de facto en un nuevo estado soberano e independiente, con su parlamento, sus leyes y eso sí, con una importante dependencia económica de Armenia. No en vano, la única salida por carretera que tiene el nuevo estado (aún ahora) es con Armenia.

Curiosamente, buena parte de la comunidad internacional, así como la ONU, siguen considerando el nuevo país, treinta años más tarde del final de la guerra de Nagorno Karabaj, como parte de Azerbaiyán. Un sin sentido, pues los azeríes no tienen actualmente ningún poder político, económico ni militar en esta montañosa república. Uno más, de hecho, de los sin sentidos que hay en Europa, como el que vimos en la República de Transnistria, que es también un estado independiente de facto.

COMO LLEGAR A NAGORNO KARABAJ

Para ir de Ereván a Stepanakert, capital de Nagorno Karabaj, hay que hacer un trayecto de unos 330 kilómetros, los últimos 60, ya en territorio de Nagorno Karabaj. Estos últimos kilómetros son los más fatigosos de hacer. Nagorno Karabaj es un país muy montañoso, y la carretera está llena de curvas y más curvas, que acaban por marear A Isa. El trayecto entre las dos capitales dura unas 6 horas. Por suerte, Hyur Service programa dos interesantísimas paradas a medio camino, en los increíbles monasterios de Khor Virap (no os perdáis su post) y Novarank (extraordinario también), por lo que el trayecto sólo se hace un poco pesado en su tramo final. A la vuelta, las paradas se realizan en Karahunj, donde hay un curioso centro megalítico, en Tatev, donde hay otro de los preciosos monasterios armenios y además, el funicular más largo de toda Europa, y en Areni, donde degustamos (y compramos ) algunos de sus famosos vinos.
Está en remodelación otra vía, que próximamente unirá las capitales de Armenia y de Nagorno Karabaj y que pasará por la ribera del lago Sevan.

QUÉ VER EN NAGONO KARABAJ

Estas son algunas de las visitas que pudimos hacer en la República de Nagorno Karabaj.

STEPANAKERT, CAPITAL DE NAGORNO KARABAJ

Es la capital, la población más importante que ver en Nagorno Karabaj y probablemente la ciudad más cuidada, y sobre todo, más remodelada después de la guerra. Pasamos por lo que viene a ser la plaza central de la ciudad, donde se encuentra la Sede del Parlamento y lo que son varios ministerios. Desde este punto, encontramos la Cascade, un paseo que lleva a una zona más baja de la ciudad, y que está lleno de esculturas a ambos lados.


Pasamos también por una plaza ajardinada y con bancos, que está presidida por uno de los héroes del pueblo de Nagorno Karabaj y que nos sorprende por su wifi gratuito y abierto a todos. Enseguida, nos acercamos también al Museo de Historia de la ciudad, donde nos explican los orígenes del pueblo de Nagorno Karabaj desde los tiempos paleolíticos, pero haciendo especial hincapié en la guerra de Nagorno Karabaj. Una guía del museo nos va explicando el significado de las varias fotos, recortes de periódico, uniformes y toda una serie de recuerdos del proceso. Desde el punto de vista armenio, claro. Nos hablan también de los varios héroes de la guerra de liberación, pero nada del porcentaje de población azerí que ocupaba el país antes de la guerra y que tuvo que marchar a Azerbaiyán. Interesante. Por cierto, cuando termina la visita pido para ir al baño y me dicen que no hay. Vamos, que si visitáis el museo, hacedlo con el trabajo hecho.

Muy cerca del museo, está el mercado de la ciudad. Se trata de un mercado de abastos donde domina la fruta y la verdura, pero donde sobretodo nos llama la atención las dos o tres paradas donde preparan el zhengyalov hats. Se trata de una sencilla torta de harina, bien trabajada con su rodillo, como si de una pizza se tratara, pero que se rellena nada menos que con un montón de hierbas varias. Parece ser que hasta quince hierbas diferentes se utilizan para el relleno del zhengyalov hats. Cuando la torta queda bien rellena, la pasan por una plancha, para tostarse, de manera que no nos lo pensamos y entre la Isa y yo nos partimos una de estas exquisiteces, bien caliente. El mercado no da demasiado de sí, aunque nos sirve para ver que la ciudad es viva, aunque el nivel económico, es evidente que es bastante menor al de Ereván.




SHUSHI

De Stepanakert a Shushi sólo hay 15 kilómetros de distancia. Eso sí, a pesar de que las carreteras son aceptables, se trata de una carretera de montaña con curvas cada pocos metros, por lo que casi nos lleva media hora recorrer los 15 kilómetros que separan las dos poblaciones. De hecho, esta población se encuentra a sólo quince kilómetros de la frontera con Armenia, por lo que para llegar a ella, debemos deshacer el camino que nos había llevado a Stepanakert.


El enclave de esta ciudad fue fundamental durante la guerra de Nagorno Karabaj, pues su liberación por parte de las fuerzas independentistas supuso la apertura del corredor de Lachin, que permitía a los secesionistas, un paso hacia la República de Armenia, con el fin de abastecerse de comida y también de material de guerra.

En Shushi visitamos la Catedral de Ghazanchesots, que es el templo más grande de todo el país. Se trata de una iglesia del siglo XIX, obra del arquitecto armenio Simon Ter-Hakobyan. Lo primero que nos llama la atención es que su construcción no se realiza con la característica toba armenia, tal y como hemos visto por todo el país, sino que está realizada enteramente en piedra blanca.

Hay que decir que durante toda la época soviética esta iglesia no tuvo funciones de culto, sino que se utilizó como granero e incluso como refugio durante la guerra de Nagorno Karabaj. Actualmente vuelve a tener sus funciones originales e incluso es la sede de la diócesis.

Mientras visitamos la iglesia, unos fieles están bautizando su recién nacido según el rito armenio. Después, el mismo cura nos acompaña a la cripta de la iglesia, donde nos muestra la formidable acústica que presenta y que permite que si uno habla en voz baja, el eco le devuelva su habla. Sorprendente.
Después de visitar la iglesia damos una vuelta por el centro del pueblo, donde hay restos de alguna mezquita azerí, que está abandonada y un pequeño parque con algunas atracciones de feria para los niños y que debe hacer decenios que también está abandonado.

PAPIK Y TATIK

En una colina en las inmediaciones de Stepanakert nos encontramos con el monumento más famoso que ver en NagornoKarabaj y que viene a representar el orgullo de la nación.

Es la representación de un abuelo y una abuela con sus trajes tradicionales, o al menos, en cuanto a la abuela, pues lleva tapada la boca, tal y como llevaban muchas mujeres hasta mediados del siglo XX. Es este un aspecto que nos sorprendió, pero que pudimos ver documentado en múltiples fotografías en el Museo de Historia de la capital.

En realidad el monumento se llama «Nosotros y Nuestras Montañas» y es una obra que data de antes de la guerra de Nagorno Karabaj, pues fue construido en 1967, en época soviética.
Subimos hasta lo alto de la colina para retratarnos en la que es una de las visitas más comunes de los viajeros que nos acercamos a Nagorno Karabaj.


MONASTERIO DE GANDZASAR

Probablemente sea el Monasterio de Gandzasar, el más bonito que haya en todo el país. Se encuentra a unos 50 kilómetros de Stepanakert y aunque las carreteras no son malas, la carretera de montaña no beneficia la velocidad del autobús. Sobre todo, una vez pasado el pueblo de Vank, cuando el vehículo sube por la montaña hasta llegar, cuatro kilómetros más arriba, al monasterio.

El Monasterio de Gandzasar, recuerda mucho a los que ya hemos visto en Armenia y está construido con la misma toba gris que los de imprescindibles monasterios de Sanahin o Haghpat (no os perdáis el post) por ejemplo. La construcción data del 1216 y aunque ha sufrido varios acosos durante la historia, casi siempre por fuerzas musulmanas (por la dinastía turca de los Qajar, los mongoles o durante la guerra del 91) siempre ha renacido de sus cenizas. La leyenda dice que incluso guarda la cabeza de San Juan Bautista, leyenda que ya nos han explicado en otros lugares de Oriente Medio. La cúpula típica en forma de paraguas y construida también en toba volcánica, corona el monasterio.

Alrededor del cenobio hay una serie de construcciones que parecen celdas para los monjes. Pero también es un lugar habitual donde los escolares vienen a pasar el día, o incluso, unas pequeñas colonias.
Antes de marcharnos del monasterio, me encamino montaña abajo, para perderme un rato por el cementerio que da a todo el valle. La situación del cenobio es imponente y las vistas, majestuosas.


VANK

Una vez hemos disfrutado del monasterio volvemos a bajar la montaña hasta acercarnos al pueblo de Vank donde se encuentran una serie de construcciones curiosas, como un hotel en forma de barco o un restaurante que está justo al lado de una curiosa gruta agujereada en la montaña. La sorprendente disposición de la cavidad permite que se haya pintado un gran león (podéis ver la foto) que además, gracias a un sensor, cada vez que alguien se le acerca, ruge. Marc llega a asustarse por momentos, antes de estallar en una carcajada.

Comemos en el mismo restaurante que hay delante de la gruta. Al lado, corre un arroyo. El lugar es tranquilo y comemos bastante bien. En el mismo restaurante una mujer prepara el mismo zhengyalov hats que hemos visto en el mercado de Stepanakert.


TIGRANAKERT

Es la última visita que hacemos en Nagorno Karabaj. eN Tigranakert encontramos un recinto arqueológico, que todavía se está excavando y que corresponde a la antigua ciudad de Tigranakert. Se trata de una antigua ciudad armenia de la época helenística. Parece ser que esta ciudad podría haber sido fundada por Tigranes I, es decir el padre de Tigranes II el Grande (uno de los más grandes emperadores de la Gran Armenia). Parece ser que la ciudad ya fue mencionada por el geógrafo e historiador griego, Estrabon. La histórica ciudad continuó viva hasta el siglo XVI.

Recorremos por libre el reciento arqueológico, junto con un francés y un inglés, con los que hemos tenido un poco más de relación estos días. Reconocemos la base de lo que fue una antigua basílica de una sola nave, parece ser que de los siglos V a VII. La verdad es que la basílica destaca por su tamaño. Hay además, un montón de construcciones, pero la verdad es que las escasas o nulas indicaciones no nos permiten conocer de qué se tratan. La piedra caliza fue esta vez la elegida para las construcciones, en lugar de la toba volcánica. Los trabajos de excavación de Tigranakert comenzaron en 2005 cuando se descubrió la ciudad. Las dificultades presupuestarias hacen que los trabajos se desarrollen con lentitud, a pesar del evidente interés por parte del gobierno de Nagorno Karabaj de que salga a la luz el máximo patrimonio que identifique el país como parte de la historia y cultura armenia.

Al lado de las ruinas, hay un castillo, que hace las funciones de museo. Allí se explica la historia del lugar desde tiempos primitivos. Encontramos varias piezas de cerámica, sellos o arcillas que se han ido encontrando durante las excavaciones.

El que mejor se lo pasa es Marc, cuando uno de los cuidadores del museo libera a una decena de patos que tenía encerrados en una habitación. Marc se vuelve loco persiguiendo a los patos, cogiéndolos y tirándolos a un lavadero que queda en medio del patio del castillo. Todo ello, bajo el beneplácito del cuidador del castillo, que es quien le ha enseñado a perseguir los patos.



Con esta visita damos por terminado nuestro recorrido por la República de Nagorno Karabaj. Sólo hay que volver a la capital de Armenia, Ereván. Para que el recorrido de vuelta no se haga tan pesado haremos tres paradas: la primera, en el recinto megalítico de Karahunj; la segunda, en el Monasterio de Tatev, uno de los más extraordinarios que hemos conocido nunca, tanto por el emplazamiento, como por el monasterio en si mismo; y la tercera, a una vinatería de Areni, patria de los mejores vinos armenios.

Volvemos a Ereván bien contentos de haber podido conocer Nagorno Karabaj.

Por último os recomiendo la experiencia de Diego, del blog de viajes Donde te metes, que visitó Nagorno Karabaj por libre.

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