El rascacielos más alto del mundo está en Dubái. Y está allí, porque no contento con contar con una buena cantidad de rascacielos de más de 250 metros de altura, el jefe de estado, Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, decidió que ya era hora de ir un poco más allá.
El Emir de Dubái, que a la vez es vicepresidente de los Emiratos Árabes Unidos, no sólo quería que se construyera en Dubái el rascacielos más alto del mundo. Sabedor de que la carrera por ser el edificio más alto del mundo había revolucionado la arquitectura post moderna de finales del siglo XX y principios del XXI, se quería asegurar que el título de edificio más alto del mundo no le durara pocos años, o aún peor, que cuando se estuviera inaugurando su edificio ya estuviera en construcción un proyecto diseñado para superarlo.
Por ello, su edificio no sólo debía ser el más alto sino que debía serlo por muchos metros de diferencia. Tenía que ser, prácticamente imposible de ser superado con la tecnología actual. Es por ello que se diseñó un edificio de más de 800 metros, que superaría en más de 300, el rascacielos más grande del mundo hasta ese momento, el Taipei 101, que tenía una altura de 509 metros. La altura definitiva, sim ebargo, se mantuvo en secreto y no fue hasta su inauguración a principios de 2010 cuando se reveló de forma definitiva el gran secreto: el Burj Khalifa tenía una altura de 828 metros.
El Emir de Dubái tenía además una segunda obsesión. Quería un diseño espectacular, que situara Dubái no sólo como ciudad con el edificio más alto del mundo, si no como ciudad con un monumento emblemático incontestable como lo es la Torre Eiffel de París o la estatua de la libertad de Nueva York. Es por ello que no se escatimaron esfuerzos con el presupuesto, que fue financiado parcialmente por la propia familia del soberano (que en cierto modo es el dueño del país). Se presentaron varios proyectos pero el elegido fue el del estudio Skidmore, Owings and Merrill, bajo la dirección del arquitecto Adrian Smith.
Lo que no contaba el Sheikh Mohammed es que a mediados del proyecto, Dubái se vería inmersa en una importante crisis económica, que provocó que fuera el emirato vecino y amigo, Abu Dabi, quien tuviera que rescatar el pequeño emirato. Abu Dabi, que de hecho, tiene más reservas petrolíferas que Dubái, había sido algo menos ambiciosa que Dubái con sus proyectos constructores megalomaníacos, por lo que el Sheikh Mohammed se vio obligado a aceptar que el Emir deAbu Dabi contribuyese definitivamente en la construcción. A cambio, el edificio más alto del mundo, el gran rascacielos de Dubái, perdió su nombre en favor del Emir de Abu Dabi. Del nombre inicial de Burj Dubái se pasó al actual de Burj Khalifa, una pequeña humillación que se tuvo que comerse en patatas el Sheikhr Mohammed.
Algunos datos que dan fe de la enormidad del edificio más alto del mundo, más allá de su altura, son las 160 plantas con que cuenta o los 57 ascensores ultrarrápidos que suben a una velocidad de 10 metros por segundo (los ascensores panorámicos) y de 18 metros por segundo (los interiores).
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VISITAR EL BURJ KHALIFA DESDE FUERA
Para visitar el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo, lo más cómodo es ir en metro. Hay que bajar en la parada de metro Burj Khalifa y salir por la pasarela que lleva hasta el Mall of Dubái, el centro comercial más extraordinario de todo el país.
Tanto para verlo desde fuera como para subir al mirador del piso 124 hay que dirigirse hasta el sótano del Mall Of Dubái.
Para salir al mirador de las fuentes, en la base del edificio hay que seguir las indicaciones (Burj Khalifa Fountains). No tiene pérdida. Desde abajo, el edificio se revela espléndido, no sólo por su altura sino también por el precioso y esbelto diseño, que en su base se ha inspirado en una flor de seis pétalos, la hymeniocallis blanca.
A medida que el rascacielos va ganando altura, los cubos superpuestos van siendo menos, por lo que de una base más robusta se va pasando a unos pisos superiores más ligeros que terminan con la aguja definitiva. Además, como en Dubái suele hacer sol, el marco azul del cielo, al fondo, hace que la fotografía del Burj Dubái salga bien, sí o sí, a pesar de la dificultad para meter al edificio entero a la fotografía.
Al pie del rascacielos más alto del mundo, hay unas fuentes danzantes. El espectáculo de las fuentes se repite cada media hora cuando oscurece. Las fuentes del Burj Khalifa, que están inspiradas en las del Hotel Bellagio de Las Vegas reúnen cada noche a miles de turistas. Vale la pena.
SUBIR EL RASCACIELOS MÁS ALTOS DEL MUNDO.
Y para subir al mirador del Burj Khalifa, ¿qué hay que hacer? Pues, evidentemente pagar una entrada, pues más allá de mirar y pasear, nada es gratuito en Dubái. Y además, nada es barato, por lo que la entrada al mirador del rascacielos más alto del mundo está a la altura de su tamaño.
Además, hay que ser precavido, porque las entradas se suelen acabar, de manera que no es habitual que si no se tiene reserva previa no se pueda subir al piso 124, donde está el observatorio panorámico. Por eso, se debe hacer la reserva por internet, a un cambio de unos 37 euros. Y eso, siempre que no sea al atardecer, porque entonces el precio se multiplica!
Así lo hicimos en 2011, cuando subimos al At the top, aunque en aquella ocasión nos costó unos 20 euros al cambio (pero, ojo que ha subido bastante!). En esta segunda ocasión que he visitado Dubái, no he subido al observatorio y me he conformado con la vista desde fuera.
Pero además, que esto no es todo, existe la posibilidad de subir al piso 148, lo que lo llaman Burj Khalifa Sky Experiencie. Este observatorio está situado a 555 metros y ojo al dato, su precio en de 500 AED, es decir, unos 110 euros.
¿Pero vale la pena subir al Burj Khalifa? Sí y no. Es decir, por una parte, uno no tiene la posibilidad de subir cada día al edificio más alto del mundo. Esto ya sería suficiente motivo para subir. Eso sí, hay que tener en cuenta que las vistas desde el mirador del piso 124, que llegan a decenas de kilómetros en las cuatro direcciones no son, ni mucho menos, las que se pueden disfrutar, por ejemplo, desde el Empire State Building de Nueva York, que son mucho más espectaculares.
Hay que tener en cuenta que a pesar de la enorme cantidad de rascacielos más altos de 300 metros que hay en Dubái (muchos más que los que hay en Nueva York), estos se encuentran relativamente alejados del Burj Khalifa. Y los pocos que quedan cerca, como el The Adress, que hay justo delante, queda ridículamente desproporcionado respecto al rascacielos más grande del mundo, de modo que sus 302 metros de altura lo sitúan demasiado alejado del observatorio panorámico. Desde arriba, eso sí, se puede distinguir, a unos cuantos kilómetros de distancia, las diversas zonas de Dubái, desde Dubái Marina all Hotel Atlantis the Palm que se encuentra en la palmera artificial o el Burj al Arab, el único hotel de 7 estrellas del mundo.
¿Mi consejo? Pues que si no os viene de 35 euros, porque viaja con un presupuesto desahogado, pues subid al Burj Khalifa (eso sí, reservando previamente la entrada); en cambio si vuestro presupuesto es de mochilero, no dudéis en gastaros el dinero en otra cosa y disfrutad simplemente del espectáculo desde las fuentes de la planta baja del edificio más alto del mundo.
En fin, que si queréis subir al Burj Khalifa reservad antes por internet, porque si no lo hacéis, entoces sí que no vais a subir! Os dejo aquí los enlaces para comprar las entradas por anticipado.
En este post podrás leer sobre los 10 lugares que hay que ver en Dubái.