Que cosas hay que ver en Bruselas en dos días? Uno podría pensarse que Bruselas, una de las capitales de Europa por ser la sede de muchas de las instituciones de la Unión Europea es una ciudad aburrida y sin interés. Nada más lejos de la realidad. En Bruselas, el arte, la gastronomía y la buena vida se reparten a partes iguales y es una ciudad ideal para pasar un fin de semana largo.
Además, está a una hora de tren de algunas de las ciudades más bonitas de Europa, como Gante, Lovaina, o Brujas. Hacen falta más motivos para visitar Bruselas? Aquí os proponemos las 10 coses que ver en Bruselas, pero os aseguro que no son las únicas.
QUÉ VER EN BRUSELAS EN 2 DÍAS.
1. Visitar la Grand Place de Bruselas.
La Plaza Central de Bruselas es uno de los iconos de la ciudad y una de las plazas más bonitas de todo el mundo. De hecho, si hay algo que ver en Buselas, la Plaza debe ser la primera. De hecho, por sí sola, es suficiente motivo para conocer la ciudad y es Patrimonio de la Humanidad desde 1998. Aunque desde la edad media hay una plaza en este lugar, los bombardeos de 1695 por parte del ejército francés destruyeron casi por completo los edificios que había, la mayoría de los cuales eran de madera. Sólo resistió la torre y parte de la fachada del ayuntamiento.
A partir de entonces, la Plaza fue reconstruida por completo, de modo que salvo el ayuntamiento, que data de principios de siglo XV, los demás edificios son posteriores (de principios de siglo XVII en adelante), predominando el estilo barroco, que casi de forma uniforme, da lugar a uno de los conjuntos más elegantes en Europa. La mayoría de casas pertenecían a los diferentes gremios de la ciudad de Bruselas, aunque ahora, muchas de ellas se han reconvertido en preciosos restaurantes o pequeños museos. Con todo, las dos grandes joyas de la plaza, siguen siendo el Ayuntamiento, con la enorme torre de 96 metros de altura, y la Maison du Roi, que data del 1536, pero fue reformada en 1873. La Maison du Roi es actualmente la sede del Museo de la Ciudad, pero durante mucho tiempo fue el lugar de residencia de la Casa Real.
2. Comer Mejillones con patatas fritas.
No sé si llega a la categoría de plato nacional, pero los Mejillones con patatas fritas, o como dicen aquí los Moules frites, son el plato más popular de Bruselas, y quizás de toda Bélgica. Y en la calle de atrás de la Grand Place, hay un montón de restaurantes para comerlos a un precio muy competitivo. Las raciones además, son espléndidas, de modo que no os quedaréis con hambre. Y ni que decir que la mejor manera de acompañar los mejillones es con una cerveza belga.
3. Subir al Atomium de Bruselas
Otro de los símbolos de Bruselas y que hay que ver en Bruselas. Recuerdo que salía en el libro de Sociales de 5º o 6º de Básica. Fue construido para dar brillo a la Exposición Internacional de 1956 y representa un átomo de hierro, ampliado 165 mil millones de veces.
Al Atomium de Bruselas le pasó algo así como a la Torre Eiffel de París. Los dos iconos fueron construidos a raíz de una Exposición Internacional y debían ser desmontados una vez terminada la exposición. Sin embargo, la presión popular hizo que se convirtieran en uno de los símbolos de las dos capitales. La Torre Eiffer en París y el Atomium en Bruselas, son dos monumentos imprescindibles.
4. Ir a una cervecería y probar la deliciosa cerveza belga.
Bélgica es uno de los países que tiene más variedad de cervezas. Probablemente, junto con la República Checa y Alemania, Bélgica pueda considerarse, uno de los tres paraísos europeos de esta bebida ámbar. Parece ser que las variedades de cerveza belga se acercan a las 700. Cervezas como la Lambic, la Gueuze o las Trapenses son típicamente belgas y prácticamente sólo se elaboran en este país.
Aunque probamos un montón de cervezas y cervecerías, la que más nos gustó fue la Cervecería Morte Subite. Céntrica y agradable, un auténtico clásico de la capital belga, donde pudimos degustar su famosa cerveza de cerezas, la Kriek Lambic, acompañada de un plato de deliciosos quesos.
5. Buscar el Manneken Pis y sorprenderse de lo pequeño que es.
Otra de los iconos de Bruselas, esta imagen de bronce de 61 centímetros que representa a un niño pequeño que está haciendo pipi. Está muy cerca de la Grand Place, y es imposible no encontrárselo durante el paseo por el centro de Bruselas. Y efectivamente, no es una estatua monumental como el David de Miguel Ángel, de manera que es bien típica la frase: «Y esta estatua es tan famosa? Pues me la imaginaba más grande».
El Manneken Pis data del 1619, aunque previamente ya había habido una de piedra. Puede que lo encuentren vestido o desnudo, pero quien quiera conocer buena parte de sus vestidos puede visitar el Museo de la Ciudad, que se encuentra en la Maison du Roi, en la Grand Place.
6. Comer un gofre mientras se pasea por la ciudad.
Quizás sea una de las comidas belgas más internacionales. Al igual que todo el mundo relaciona la mousaka con Grecia o la pasta con Italia, hay que saber que los gofres tienen un origen belga y que en el centro de Bruselas, sobre todo en las calles que rodean la Grand Place y el Manneken Pis, hay un montón de gofrerías donde degustar esta deliciosa galleta cocida entre dos planchas que le dan su típica forma en rejilla, fruto de la forma que le da el molde. Los más típicos son los de chocolate, nata o helado, pero las variedades son casi infinitas. No es inhabitual acabar bien embadurnado de chocolate y nata y con las manos bien untadas mientras miras el Manneken Pis.
La gula, sin embargo, no acaba con los gofres. Bruselas, y todo Flandes de hecho, está llena de bombonerías que parecen llamar al viajero. Será difícil irse de Bruselas sin haber probado algunos de los buenísimos bombones que se venden a granel.
7. Visitar el Parque de la Mini Europa.
Desde la fundación de la Unión Europea, Bruselas ha sido la sede de varios organismos de la Unión. En relación a este hecho, en 1989 se inauguró el Parque de la Mini Europa, donde están representados algunos de los edificios más emblemáticos de los países que forman parte de la Unión Europea.
La Mini Europa de Bruselas es un parque para pasar un buen rato, sobre todo si se va acompañado de niños y para descubrir o recordar algunos de los edificios más conocidos del mundo. La Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, el Big Ben, la Torre de Pisa, el Vaticano o la Puerta de Brandenburgo son algunos edificios que seguro reconocerás al instante.
8. Hacer un recorrido por la Bruselas Modernista de Víctor Horta.
Víctor Horta es uno de los representantes más importantes del Modernismo o Art Nouveau. De hecho, Bruselas es una de las capitales del Modernismo Mundial, junto con Barcelona, Viena, París o Riga. La Ruta por los edificios de Víctor Horta de la capital belga forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000. Forman parte de dicha ruta la Casa Tessel, la Casa Solvay, la Casa Van Eetvelde y la Casa- Taller de Víctor Horta.
Aunque Horta se inscribe en el mismo movimiento artístico que los catalanes Domenech i Muntaner y Gaudí, la verdad es que las formas del arquitecto belga son bastante más sencillas que las de los catalanes, e incluso, desde su fachada, las casas pueden dejar un poco indiferente, a diferencia de la Pedrera o la Casa Amatller de Barcelona, por ejemplo. La ruta modernista no se limita a los edificios de Victor Horta, pues otros arquitectos modernistas dejaron huella en la ciudad, como Julen Brunfaut, que diseñó la casa de su amigo ingeniero Edouard Hannon y que quizás fue el edificio Art Nouveau que más nos gustó. También es destacable, el edificio de Old England, unos antiguos almacenes, construidos con hierro forjado, obra de Paul Saintenoy.
9. Visitar el museo Magritte de Bruselas y conocer su surrealismo.
René Magritte es uno de los representantes más notables del Surrealismo, la corriente artística que agrupa artistas tan diversos como De Chirico, Dalí o Buñuel. Y su Museo, que se inauguró en 2009 y que está dedicado a su obra es uno de los puntos culminantes de cualquier visita a Bruselas.
Más de 200 obras del genio belga se encuentran en este museo, que se encuentra muy céntrico, en la Plaza Real y que está dispuesto en tres plantas.
Nadie con un mínimo de sensibilidad artística debería olvidarse de este museo cuando se visite Bruselas.
10. Recorrer las calles de la ciudad buscando los murales de cómics.
Bruselas está considerada una de las capitales mundiales del cómic. Algunos de los cómics más conocidos del mundo, como los Pitufos creado por el bruselés Peyo, en 1958), Lucky Luck (de Morris) o Tin Tin (de Hergé) son de origen belga. Es por eso que hay un montón de fachadas en la ciudad que están decoradas con estos entrañables personajes. Hay una ruta del cómic, pero si no se quiere seguir, el viajero irá encontrando los murales aquí y allá durante su paseo por la ciudad.
Además, en Bruselas se encuentra el Museo del Cómic, donde se puede conocer el proceso de creación de un cómic o recordar algunas de las figuras más importantes de la historia del cómic desde los orígenes hasta la actualidad. Como no podría ser de otra forma, Tin Tin, el genial personaje creado por el belga Hergé, en 1929, tiene especial importancia en este museo.
Si quieres saber más sobre Bruselas te aconsejo el post de Espíritu Viajero: Bruselas y Amberes. Lugares imprescindibles.