Lisboa es una ciudad encantadora, que sorprende al visitante por la fuerza de sus barrios populares. Son barrios como el de Alfama, la Baixa o el Chiado, donde la vida palpita rincón a rincón. Una ciudad, que a pesar de estar en el Atlántico, podría recordar cualquier ciudad mediterránea y donde además, se come muy bien. En particular, destaca el bacalao, el auténtico protagonista de la cocina lisboeta y de la que sus habitantes conocen los secretos para cocinarlo – dicen – de 365 maneras diferentes.

Pero si hay un barrio monumental en la capital de Portugal, este es sin duda, el de Belem, situado a unos siete kilómetros del Terreiro do Paço, o sea del centro de Lisboa.

Si vas a visitar Lisboa te puede interesar leer nuestro post acerca de las visitas imprescindibles que ver en Lisboa.

CÓMO LLEGAR AL BARRIO DE BELEM

El transporte público funciona bastante bien en Lisboa, por lo que no es nada difícil llegar al barrio de Belem desde el centro de Lisboa. Aparte del taxi, las opciones son diversas. Aunque hay algunos autobuses que llegan (727, 728, 729, 714 y 751), lo más habitual es tomar el tranvía 15 en la estación Cais do Sodré y bajarse en la estación de Belem.

QUÉ VISITAR EN EL BARRIO DE BELEM.

La visita al barrio de Belem puede durar muy bien toda la mañana, dado que son varios los puntos de interés. En caso de que se quieran visitar algunos museos, como el de los carruajes, la visita puede ser de todo el día. Estos son para nosotros los puntos imprescindibles del barrio.

1. TORRE DE BELEM

Es una de las obras cumbres del arte manuelino en la ciudad de Lisboa. El manuelino, es una derivación del gótico que aconteció en la época más tardía de este arte. Se trata de un gótico mucho más recargado, que lo acerca al primer renacimiento y donde los motivos de la mar, como anclas y cadenas, están representados profusamente. La explosión de esta variante del gótico se produjo durante el reinado de Manuel I de Portugal (de 1495 a 152), de quien le ha tomado el nombre.


La Torre de Belem fue mandada construir por Manuel I, a partir del 1514. Se trataba de una torre de defensa, aunque también ha hecho funciones de recaudación de impuestos (como centro aduanero). Su arquitecto fue el portugués Francisco de Arruda, que tenía experiencia constructora en Marruecos, por lo que la torre tiene también un cierto aire islamizante. En 1520, la Torre de Belem estaba ya finalizada.

La Torre, recortando el Río Tajo, y que junto al Monasterio de los Jerónimos, forma parte del Patrimonio de la Humanidad, es una de las estampas más bonitas de la ciudad. La decoración es profusa, tal y como corresponde al arte manuelino, y su almenada torre de homenaje con los pequeños torreones en sus ángulos, forman una de las estampas más conocidas de la ciudad. Cuerdas y escudos esculpidos en la piedra, así como animales referentes a las conquistas de Portugal durante la época de los descubrimientos (como una gárgola que tiene forma de rinoceronte, por ejemplo, y que hace referencia a la conquista de la India) destacan especialmente.

Por debajo de la torre, encontramos el baluarte, también almenado, y también con pequeños torreonos en sus ángulos. En cambio, el interior de la torre, que tiene cinco pisos, es bastante más austero.

El precio para visitar la Torre de Belem (en 2104) es de 5 euros, pero hay entradas combinadas con el Monasterio de los Jerónimos (10 euros) y con el Monasterio del Jerónimos y el Palacio Nacional de Ajuda (13 euros). Además, es gratuito para los menores de 14 años, y para todos, los domingos por la mañana, hasta las 14 horas.

2. MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS

Probablemente sea ésta la gran obra del arte manuelino. El Monasterio de los Jerónimos (orden monástica que habitó el monasterio, hasta que en 1833 fueron expulsados), fue mandado construir por Manuel I de Portugal para celebrar el exitoso retorno del navegante Vasco de Gama, que había llegado de la India. La magna obra, diseñada por el arquitecto de origen español, Juan de Castillo fue financiada con parte de los impuestos que se recaudaban con la importación de especies que provenían de las Indias.

_13_4528
De hecho, desde la playa de Restelo, que queda en frente de la Torre de Belem y el Monasterio de los Jerónimos era desde donde partían las carabelas que surcaban los mares, en busca de los nuevos mundos, durante la exitosa etapa en que Portugal se convirtió en una potencia de ultramar. Es por ello, que fue éste, el lugar escogido para la edificación del Monasterio de los Jerónimos, sobre el enclave donde estaba la primitiva Ermita de Restelo, que había sido fundada por Enrique el Navegante, infante de Portugal a principios del siglo XV, y uno de los precursores de la expansión de ultramar en la época de los descubrimientos.

La construcción siguió adelante después de la muerte del Rey Manuel I, por lo que en cierto modo se puede observar una evolución en el estilo constructivo en la época de Juan III, y sobre todo, cuando el arquitecto Diego de Torralva se hace cargo de la obra, a partir de 1544.

_17_4531

_12_4527

Las dos puertas de acceso al monasterio, la meridional y occidental, son obras maestras del arte manuelino, una época donde el gótico se ha ido recargando y fusionando con el inicio del arte renacentista y plateresco.

El interior de la iglesia es realmente impresionante. Probablemente sea ésta, la gran iglesia de Portugal. La extraordinaria vuelta de crucero, con enormes nervaduras, se eleva a una altura que le da una presencia realmente impresionante. Las seis decoradas columnas, parecen no tener fin, y se abren en su cima, como si de palmeras se tratasen, dando lugar a las propias nervaduras.

La iglesia, además, contiene la tumba de uno de los personajes más queridos por los portugueses: el navegante Vasco de Gama, que murió en 1924, en Cochin, durante su tercer viaje a la India. Vasco de Gama, que hacía más de veinte años que no iba a la India, fue requerido para que volviera, dado que el gobierno del Virrey Duarte de Meneses era muy controvertido. Vasco de Gama se convierte en el segundo Virrey de la India (y en Gobernador), pero muere el mismo año. Los restos se trasladan a Portugal en 1539, donde recibe sepultura en la Quinta do Carmo, un pequeño convento carmelita, y no es hasta 1880, cuando finalmente son trasladados al Monasterio de los Jerónimos, donde puede recibir homenaje por parte todos los portugueses. En la iglesia también encontramos la tumba del escritor Luis de Camoes, uno de los escritores y poetas más importantes de la Historia de Portugal, autor de Os Lusíadas, la epopeya en verso que es considerada la obra cumbre de la literatura en lengua portuguesa.

El otro punto culminante del Monasterio es el claustro. Se realiza en la primera época de construcción y es obra de Juan del Castillo. El estilo manuelino llega en el claustro de los Jerónimos a la máxima expresión. Medallones, nudos marineros y la M de Manuel que se va repitiendo en todos los rincones del claustro.

La entrada al monasterio son 7 euros, con la posibilidad de las entradas combinadas ya comentadas. Al igual que la Torre de Belem, la entrada es gratuita hasta los 14 años de edad y para todos, los domingos, hasta las 14 horas.

3. MONUMENTO A LOS DESCUBRIMIENTOS

Alejado estilísticamente de la Torre de Belem y el Monasterio de los Jerónimos, el Monumento a los Descubrimientos es una obra de 1960, que se realizó para conmemorar los 500 años de la Época de los Descubrimientos, que en cierto modo, es considerada la época dorada de Portugal.


El monumento se eleva hasta los 52 metros de altura y en él están representados los navegantes, marineros, patrones reales y mecenas que protagonizaron esta época de la expansión portuguesa allende. El monumento tiene forma de carabela donde a ambos lados del monumento encontramos los héroes del momento, entre ellos, Vasco de Gama y Fernando de Magallanes. Todos ellos, comandados por el Infante Enrique el Navegante, que fue el precursor, y que fue el descubridor de Madeira, las Azores o Cabo Verde.

Vale la pena subir con el ascensor hasta el sexto piso, desde donde se puede disfrutar de una extraordinaria panorámica de todo el barrio de Belem. Abajo, al pie del monumento, queda la enorme rosa de los vientos, de 50 metros de diámetro, donde se muestran algunos de los descubrimientos más importantes protagonizados por las naves portuguesas. Esta rosa de los vientos, hecha en mosaico de mármol fue un regalo de la República de Sudáfrica al estado portugués.

Hay que pagar 3 euros para subir al monumento. Los menores de 7 años, no pagan.

4. PASTEIS DE BELEM

Y para acabar la ruta por el barrio de Belem (o para hacer un descanso antes de proseguir la visita, quizás al museo del carruaje) vale la pena acercarse hasta la Casa Pastéis de Belem, que es la pastelería que ha hecho famoso uno los postres más buenos que se pueden encontrar en todo el país: el Pastei de Belem. Se trata de una tartita de hojaldre relleno de crema y ligeramente tostada, que es una auténtica delicia.


Esta especialidad tendría su origen hacia el 1834, época en que las propiedades de la iglesia (entre ellos el Monasterio de los Jerónimos) son cerradas y sus trabajadores y el clero, expulsados. En aquella época, como medio de subsistencia se empiezan a poner a la venta estos pasteles, que con el tiempo se convierten en famosos. Enseguida, en 1837 se empieza a elaborar de forma más constante, el Pastei de Belem, en las instalaciones anexas a una antigua refinería de caña de azúcar que había cerca del monasterio. Y de hecho, enseguida cogieron cierta celebridad, por lo que era habitual que los visitantes que se acercaban a la Torre de Belem y el Monasterio se acercaran a la fábrica de pasteles, para degustar los mismos.

Y de ahí, hasta la fecha, de modo que aunque los Pasteis de Belem se pueden degustar en muchos lugares de la ciudad, nada mejor que hacerlo donde son propios, en la pastelería que se encuentra en la Rua de Belem, 84-92. Se puede reservar mesa online. Y de hecho, si se quiere ir en temporada alta, vale la pena hacerlo, porque la pastelería suele estar llena.

Por último, por si vais a viajar a la capital portuguesa, os dejo en este post, con el resto de visitas imprescindibles de Lisboa.

POST AMIGOS

A un click de la aventura. El monasterio de los Jerónimos. La obra que ensalzó los descubrimientos.

Suscríbete al blog


Puedes darte de baja en cualquier momento haciendo clic en el enlace al pie de página de nuestros correos electrónicos. Para obtener información sobre nuestras prácticas de privacidad, visita nuestro sitio web.

Usamos Mailchimp como nuestra plataforma de newsletters. Al hacer clic a continuación para suscribirte, aceptas que tu información será transferida a Mailchimp para su procesamiento. Obtén más información sobre las prácticas de privacidad de Mailchimp aquí.

¿Qué te ha parecido el artículo?


0 de 5.0 (0)

Comentarios:

13 comentarios en “BARRIO DE BELEM. Un paseo entre monasterios, torres y pastelerías.


Jorge Santos
22 de diciembre de 2016

Olá Jordi, gostei imenso do teu blog de viagens. Portugal continua a ser um dos destinos favoritos na Europa de muitos turistas. Para quando pensas visitar o Algarve e relatar a tua experiência pelo sul de Portugal.

Julgo que somente falta isso neste blog. Vou-te deixar um video que demonstra o que o sul de Portugal, neste caso o Algarve tem para oferecer: https://www.youtube.com/watch?v=EbG4M–OlsU&t=8s

Abraço e boas viagens

Javier Gil
30 de julio de 2018

Hola, dices que «El precio para visitar la Torre de Belem (en 2104) es de 5 euros, pero hay entradas combinadas con el Monasterio de los Jerónimos (10 euros) y con el Monasterio del Jerónimos y el Palacio Nacional de Ajuda (13 euros).»
¿Sabes dónde se pueden comprar? He mirado varias páginas y no encuentro esa posibilidad.
Gracias

    Jordi
    31 de julio de 2018

    Hola Javier. Creo que esta entrada combinada no se puede comprar con antelación. Sin embargo, sí que se puede comprar la Lisboa Card, que permite entrar al Monasterio + Torre Belem + Un montón de lugares + todo el transporte público. Si eres de los de visitar cosas, te va a salir muy a cuenta, pues cuesta a partir de 19 euros. La compras por internet y la puedes recoger en el centro de Lisbpoa o en el Aeropuerto. Aquí tienes el enlace.

Jordi
10 de julio de 2014

Muchas gracias Miguel por tu comentarios!
Sí, por desgracia hace ya algunos años que no voy a Portugal, país que me encantó. Preciosos recuerdo tengo de Batalha, de Alcobaça, de Obidos, de Porto y su preciosa libreria Lello e Irmao, de Coimbra con su Biblioteca Joanina…y como no, del bacalhau del que los liaboetas son unos auténticos artistas cuando tienen que cocinarlo.
Preciosa música la que me has enlazado. A mi aun me emociona escuchar la «Grândola, Vila Morena». Porque hay canciones, que son más que canciones.

Miguel
10 de julio de 2014

En Barna hay un restaurante llamado Lisboa (http://www.tripadvisor.com/Restaurant_Review-g187497-d3572317-Reviews-Lisboa-Barcelona_Catalonia.html) donde podrás volver a degustar los sabores lusitanos. He ido y recomiendo. Arroz de Cherne, maravilloso. En Óbidos tenemos una bonita casa para alquiler vacacional. La podrás ver aqui: http://www.feelinghome.pt

Un abraço y fins aviat

Jordi
11 de julio de 2014

Me apunto lo del restaurante y la recomendación. Y preciosa casita vacacional la que tenéis en Obidos, un pueblecito encantador!
Fins aviat!

Leave an answer

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La empresa trata tus datos para facilitar la publicación y gestión de comentarios. Puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión y oposición, entre otros, según nuestra Política de privacidad.