Qué ver en Transnistria

En Europa hay más estados de los admitidos en el club social de la ONU. Al menos, 4 más: Nagorno – Karabaj, Osetia de Sur, Abjasia y Transnistria. Cada uno de ellos tiene plena soberanía política y económica y los países que reclaman su soberanía (ya sea Azerbaiyán en el primer caso, Georgia en el caso de Osetia y Abjasia o Moldavia en el caso de Transnistria) no tienen ningún tipo de control, ni político, ni económico, ni social, ni militar.
Y aprovechando estábamos por la zona, decidimos acercarnos hasta Tiraspol, capital de Transnistria, oficialmente, República Moldava Pridnestroviana.

TRANSNISTRIA. ALGO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

Transnistria se sitúa en una alargada franja al este del río Dniéster, entre Moldavia y Ucrania. La capital del país, Tiraspol, tiene unos 160.000 habitantes y está a medio camino de Chisinau (capital de Moldavia) y Odessa (al sur de Ucrania).

Durante la Edad Media, el territorio formó parte del Rus de Kiiv, del Ducado de Lituania y del Imperio Otomano. Pero a partir del 1792, pasa a control del Imperio Ruso.

Después de la Revolución Rusa, el territorio pasa a formar parte de una Región Autónoma Moldava, dentro del territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania. Pero con el expansionismo de los alemanes y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial, Transnistria es anexionada a Rumania.

Cuando Alemania y sus aliados pierden la Segunda Guerra Mundial, Transnistria pasa a formar parte de la República Socialista Soviética de Moldavia, junto con lo que actualmente conocemos como el estado de Moldavia.
Con el colapso de la Unión Soviética, Moldavia se convierte estado, pero la parte este del país, de mayoría eslava y rusófona (a diferencia de la parte oeste, donde la etnia rumana es la dominante) proclaman la República Moldava de Transniéster que acaba desembocando en una Guerra Civil, en 1992, que ganan los separatistas con la ayuda de Rusia. Un referéndum en 2006, ganado por los favorables a la independencia del país con más de un 97% de los votos, acaba por certificar la independencia de facto del país.

Desde entonces, Transnistria se convierte en un territorio plenamente soberano, que emite su propia moneda (el rublo transnitrio), donde sus habitantes tienen su pasaporte transnitrio y con unas fronteras bien definidas.
Transnistria es una república multipartidista con un presidente que es elegido por sufragio universal cada cinco años. Aunque el gobierno ha expresado que el sistema de gobierno no es comunista y que están a favor de una economía de mercado, los antiguos símbolos soviéticos, como la hoz y el martillo, que incluso encontramos en el escudo del país, se pueden ver repetidamente por la capital.

CÓMO LLEGAR TRANSNISTRIA

La forma habitual de entrar en Transnistria es en autobús o minibús y por carretera. Nosotros entramos desde Chisinau. Desde la capital de Moldavia salen varios minibuses cada hora desde primera hora de la mañana. También hay minibuses desde Odessa, en el sur de Ucrania, pero menos a menudo.

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Una posibilidad es entrar desde Chisinau a primera hora de la mañana y salir dirección Odessa por la tarde. Esto es perfectamente posible, dado que en la estación de autobuses (y según algunos viajeros, a la de trenes también) hay consignas para el equipaje. Contar que el trayecto desde Chisinau son unas 2 horas (contando las paradas en la frontera) y desde Odesa, unas 3.

Nosotros, en cualquier caso, cogimos un minibús en Chisinau mañana y volvimos también hacia Chisinau, por la tarde.

A la entrada del país debes rellenar un certificado con tus datos y entregarlo a la policía de frontera. Todo fue muy rápido. Lo tienen informatizado. Te dan un resguardo que debes mantener hasta la salida. En principio puedes estar doce horas en el país sin necesidad de irte a registrar a la policía de Tiraspol. Si haces noche, por tanto, habrá que registrarse.

A la salida sí sufrimos un intento de extorsión en la frontera. Con cuatro soldados que nos hicieron entrar en su garita. Nos retuvieron más de media hora mientras el resto del minibús esperaba impaciente (éramos los únicos extranjeros) y el conductor presionaba a la policía de frontera y a nosotros porque alguna de las partes cediera. Nos pusieron mil pegas para salir del país, con excusas diversas que nosotros rebatimos, como que habíamos estado demasiado horas en su país o que no nos habíamos registrado en la frontera de entrada al país. Después de unos cuantos gritos por nuestra parte y por parte de una ciudadana de habla rusa que se prestó a traducir nuestro inglés a los policías, la discusión terminó con un «Go» por parte de los policías. Al entrar en el minibús, la gente nos felicitó por no haber cedido, en lugar de estar enfadados por haber tenido que esperarnos.
También se puede entrar y salir por tren. Pero las frecuencias son escasas, y parece ser, que los trenes mucho más lentos.

En Tiraspol, las paradas de autobús y tren, están una al lado del otra.

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ALOJARSE EN TIRAPOL

Nosotros no hicimos noche en Tiraspol, y lo cierto es que hasta hace muy poco, casi no había ningún hotel. Los poquísimos que había eran viejos hoteles destartalados de la época soviética. Las cosas han cambiado en los últimos años y ahora no sólo hay algunos hoteles bien nuevos (como el City Club o el Russia, con buenas críticas) si no también algún hostel.

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QUE VER EN TIRASPOL, CAPITAL DE TRANSNISTRIA

Tiraspol no es ciudad de grandes monumentos y museos. De hecho, lo que hicimos nosotros es pasear por sus avenidas y parques. Cuando llegas a la estación de autobús o tren, habrá que cambiar dinero. Hay un par de casas de cambio justo enfrente de la estación. Con rublos de Transnistria en las manos, como si fueran billetes del monopoly, nos dirigimos hacia la calle Lenin, pasando por el parque Kirov y por la fábrica de Licores Kvint. Curiosamente, esta fábrica era uno de los orgullos nacionales moldavos, pero quedó en territorio transnitrio. Entramos en la tienda y nos quedamos con ganas de comprar algún licor para llevar a casa. Los tienen de gustos afrutados y son muy baratos.

Los nombres de las calles y de todo, de hecho, está escrito en alfabeto cirílico. Es curioso porque el idioma es el rumano, al igual que en Moldavia, pero transcrito en alfabeto cirílico.

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Pasamos varias calles hasta llegar a la avenida 25 de octubre, que es la principal. Y de ahí hasta la Plaza de la Constitución. Tanto la avenida, como la plaza tienen un aire eminentemente soviético. Calles muy anchas, con edificios ministeriales a ambos lados y con propaganda del país en forma de carteles. Eso sí, de coches en las calles, muy pocos. En esto nos recordó un poco Pyongyang.

En la Plaza y los arcenes destacan una bonita iglesia ortodoxa, un tanque que ha quedado como conmemoración de la Guerra que los llevó a la independencia, el cementerio de los héroes de la patria, donde están los nombres de los caídos en la guerra de secesión y la llama al soldado desconocido. También hay una pequeña capilla y un parque muy grande con la estatua de Alexander Suvorov, héroe ruso que luchó contra turcos y polacos en el siglo XVIII y el Teatro Nacional, del que podemos entrar en el vestíbulo, pero no en la platea, pues se está representando alguna obra.

Muy cerca, también está el parlamento, con el escudo de la hoz y el martillo (omnipresente en el país) y la estatua de Lenin delante.

Comemos en la misma plaza, en una pizzería de una cadena moldava. Los empleados hablan inglés.
Después de comer, damos una vuelta, atravesando un puente sobre el río Dniester. En la orilla sur han hecho una pequeña playa artificial. Como hace bastante calor, hay muchos chicos y chicas tomando el sol.

Volvemos a la estación, para coger un autobús que nos devuelva a Moldavia. De vuelta pasamos por delante de las embajadas de Abkhazia y Osetia, dos países, al igual que Transnistria, independientes de facto, pero que no forman parte de la ONU.

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Comentarios:

6 comentarios en “TRANSNISTRIA. Viaje al último reducto de la URSS.


Jaume cruz
7 de octubre de 2013

En aquest blog es presenta un lloc molt més agradable que en altres. Es nota que heu viatjat molt i sabeu veure les coses bones dels lloc i les persones. Felicitats

Borja
23 de marzo de 2014

Gran articulo Jordi, tambien me ha recordado a mi viaje a esta region.

Un saludo,
Borja

Diego Chiessa Ripamonti
20 de abril de 2014

hummmmmmm quizás lo de irme a países no reconocidos pueda estar bien, aunque recoozco que todo lo ruso/urss me tiene un poco cansado 🙂

Andru
24 de mayo de 2014

Muy bueno =)

ricardo
14 de noviembre de 2018

hola Jordi, la verdad es que no vale la pena visitar Trasnitria, el riesgo de problemas es muy alto y los niveles de corrupcion dejan a la gurtel a nivel de pre escolar, tuvimos problemas saliendo tambien ayer.
Para lo que hay q ver, no vale el riesgo, estoy redactando en mi blog la nota y tengo un video de cuando intentábamos salir y pluf de nuevo, a la tercera lo logramos, pagando claro… ya te contaré, pero esto no lo vale….. es mi opinion, saludos y buenos viajes…

    Jordi
    30 de noviembre de 2018

    Muchas gracias Ricardo, por pasarte por aquí y comentar. Parece que esto de los problemas es una auténtica lotería. Otros viajeros me decían que había exagerado, que ellos no habían tenido problema alguno, pero lo cierto es que la red está repleta de experiencias desagradables al salir del país.
    Un abrazo!

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