Qué hacer y que ver en Santorini, una de las islas más espectaculares que hay en todo el mundo y sin duda, la que tiene el paisaje más fantástico del archipiélago de las Islas Cícladas griegas. La verdad es que no hubiéramos entendido nuestro primer viaje a Grecia sin pasar por Santorini.
A Santorini se puede llegar en avión, o como lo hicimos nosotros en ferri. Nosotros llegamos después de cuatro horas de trayecto desde Paros (Blue Star Ferry, 16 euros), pero casi desde cada una de las islas Cícladas hay servicio y también, servicios directos desde el puerto del Pireo, en Atenas. De hecho, para regresar a Atenas, volvimos en un catamarán de Hellenic Seaways, que en unas cuatro horas nos devolvió al Pireo (54 euros).
A Santorini, sin embargo, no debería llegarse en avión. Y es que el paisaje que se observa al acercarse por el frente marítimo es uno de los espectáculos más formidables que uno se puede encontrar en un viaje a Grecia.
La isla tiene forma de media luna desde que buena parte de ella se hundió víctima de la actividad volcánica (antes era redonda). La parte cóncava es la más espectacular, pues en esta zona de Santorini encontramos unos acantilados de varios cientos de metros de altura, coronados en la parte superior por sus pueblos más importantes, que quedan materialmente colgados de la montaña. Es el paisaje que ha hecho famosa Santorini y que uno se encuentra de frente cuando se llega en barco.
DATOS PRÁCTICOS Y EXCURSIONES PARA VISITAR SANTORINI
Estas son las opciones más interesantes:
- Paseo en barco al atardecer por la Caldera.
- Excursión a Akrotiri, Playa Roja y Oia.
- Tour de Santorini al completo.
- ¿UN DÍA EXTRA? Te mostramos aquí TODOS LOS TOURS EN SANTORINI EN ESPAÑOL.
QUE HACER Y QUE VER EN SANTORINI
FIRA
Si se llega en crucero (que no era nuestro caso), se atraca en el Puerto Viejo de Thira o Fira, la capital. Para subir los casi setecientos escalones que te llevan al pueblo, hay dos posibilidades: un moderno funicular (4 euros) que te sube en menos de un minuto o la montura de un asno, que en casi media hora te deja arriba (también 4 euros). El ascenso, claro está, también se puede hacer a pie, pero esto sólo es recomendable para deportistas entrenados, según vimos en la cara de algunas japonesas que se habían atrevido a subir a pie.
Los ferris a Santorini, sin embargo, no atracan en el Puerto Viejo, si no que lo hacen en el Puerto Nuevo, a unos diez kilómetros de la capital. Sólo bajar del ferri, decenas de captadores de turistas, cartel en mano, vocean para que escojas su hotel (o sus habitaciones) para pasar tu estancia en Santorini. Ellos mismos te llevan hasta Thira (o hasta donde esté el hotel). Nosotros, habíamos reservado habitación en San Giorgios Hotel (46 euros la doble, sin desayuno) y el mismo Giorgio nos vino a buscar al muelle. En cualquier caso, hay un autobús que después de cada ferri te lleva a Thira por 1.4 euros.
En Thira, la capital, poco más se puede hacer que pasear por las estrechas calles del pueblo, donde una serie de restaurantes y tabernas, bares, tiendas de recuerdos y artesanías, agencias de viajes y heladerías, se suceden una tras otra, cientos de metros arriba y abajo.
Creo que en el centro de Thira ya no vive nadie. Todo son negocios, de modo que de encanto encuentras más bien poco, a no ser que seas un loco de las compras. Los restaurantes y tabernas son más baratos que en Mikonos y por lo que vimos, la calidad un poco mejor. Cenamos estupendamente y bien de precio en Stasi, que estaba recomendado por la Lonely Planet, y que tiene unas preciosas vistas de la Caldera, que es la parte cóncava de la isla, y al fin y al cabo, lo más impresionante y que uno no deja de admirar una y mil veces, desde todos los rincones posibles, y sin duda, una de las cosas que hay que ver en Santorini. Fotografiar la caldera de Santorini desde alguno de los miradores, con alguna iglesia en segundo plano y con la caldera al fondo, es uno de los pasatiempos preferido de todos los turistas.
OIA
Otra de las cosas que hay que hacer en Santorini es acrecarse a Oia. Y eso hicimos una de las tardes. Oia se encuentra a unos diez kilómetros de Thira (casi media hora de autobús, 1.4 euros).
Este pequeño pueblo, mantiene aun el encanto de las pequeñas poblaciones de Santorini (algo más que Thira), aunque más pronto que tarde, las tiendas de recuerdos y joyerías van sucediendo las casas de los autóctonos. En cualquier caso, a Oia se va a disfrutar de las puestas de sol, que son uno de los espectáculos más espléndidos de las islas griegas.
Las casas, en Oia, están literalmente colgadas del acantilado, todavía más espectacularmente que en Thira y no debe ser mala idea quedarse a cenar en Oia, pues hay un montón de pequeños restaurantes con muy buen aspecto. En cualquier caso, nosotros decidimos volver hacia Fira.
La única pega que le encontramos a Oia es que la espléndida idea de ir a ver la puesta de sol en este extremo de la isla (al norte) la tienes que compartir con decenas de turistas, por lo que coger un buen sitio es a menudo más difícil que encontrar un pedazo de arena donde poner la toalla en temporada alta en Benidorm.
NEA KAMENI Y THISRASIA.
Estas dos pequeñas islas es otra de las cosas que hay que ver en Santorini. Se trata de una excursión que se hace en pequeñas embarcaciones (desde el Puerto Viejo), a las islas vecinas de Thirassia (que era parte de la isla inicial de forma redonda que era Santorini antes de la erupción volcánica destruyera parte de la isla) y Nea Kameni. Esta última es un parque natural y una isla de nueva creación. Esto es debido a que se trataba de una isla que hasta hace pocos siglos estaba escondida bajo el agua. Se trata en realidad, del volcán más joven de Europa y está todavía en activo (como lo prueban sus fumarolas). La isla se ha ido agrandando en las diversas erupciones del siglo XX, de modo que, formada únicamente de lava, es cada vez mayor.
Desde la entrada al Parque Nacional (2 euros ) un camino te lleva en una media hora hasta el cerro más alto, a 130 metros de altura, en un espectáculo realmente impresionante, que nadie debe perderse.
Tras la subida al cerro, tomamos nuevamente el barco para ir a unas fuentes de agua caliente naturales, que hay entre Nea Kameni y Paleo Kameni. El agua de mar está caliente y huelen intensamente a azufre, pero es realmente divertido. El suelo fangoso de estas aguas, es el realidad, una mezcla de lava y arena sulfurosa, tomando un color ocre realmente curioso. Desde luego, disfrutar de estas fuentes de agua caliente es algo que hay que hacer en Santorini. Un buen momento de relax.
Una vez remojados, nos acercamos en media hora de barco hasta el puerto de la vecina Thirassia, donde encontramos, al menos, cuatro o cinco restaurantes de pescado. Allí degustamos uno de las mejores comidas (a base de pescado fresco, evidentemente) que hemos comido en Grecia. Si se quiere se puede subir al pueblo de Thirassia, donde parece que reina la calma. En una media hora de caminata o en burro (como en Thira), se llega. Nosotros nos quedamos en el puerto.
Hacia las seis de la tarde el barco nos deja en el Puerto Viejo de Thira (donde había comenzado la excursión). Desde allí, subimos en funicular (ya habíamos bajado a pie – la bajada es fácil -) hasta Thira.
Esta excursión a Nea Kameni y Thirasi desde Santorini se puede contratar para ser realizada en una especie de goleta (23 euros) o en unos ferris reconvertidos en atractivo turístico (17 euros), pero como el recorrido es exactamente el mismo, nos decidimos por la opción más barata. El almuerzo, claro, no está incluido.
Como sólo estamos dos noches en Thira, no pudimos disfrutar de las playas de Santorini, a buen seguro otra de las cosas que hay que hacer en Santorini. Pero nos cuentan que la Red Beach es muy bonita, pues su arena y sus acantilados son – como su nombre indica – rojos. En fin otro año será.
El día de regresar a Atenas, Giorgio nos acerca hasta el Puerto Nuevo, donde el Speed Boat 5 nos llevará de nuevo a la capital helena.