Borobudur es uno de los recintos budistas más extraordinarios que jamás se hayan edificado. Situado en la isla indonesia de Java, cerca de Yogyakarta, decidimos visitarla aprovechando que estábamos en Bali, es decir, a «sólo» 700 kilómetros de distancia.
Por ello, tomamos un avión de Garuda Air, una de las varias líneas aéreas indonesias a primerísima hora de la mañana. El avión salía a las 6.50, de modo que gracias a que en Java hay una hora de diferencia llegamos al aeropuerto de Yogyakarta, a las 7.10. Teníamos todo el día por delante y queríamos visitar el recinto hindú de Prambanan, situado a sólo 8 kilómetros del aeropuerto y que forma parte del Patrimonio de la Humanidad, y luego, la excepcional estupa budista de Borobudur, a menos de 40 kilómetros de la de Yogyakarta, en dirección noroeste. Finalmente, gastaríamos el tiempo que nos quedara para conocer la vital Yogya, como la conocen aquí.
Con el vuelo de regreso, a las 20.30 teníamos tiempo suficiente para hacer el recorrido, pero sin perder demasiado tiempo, por lo que habíamos acordado con un taxista de Yogya que nos viniera a buscar, nos hiciera el recorrido hasta Prambanan y Borobudur y nos dejara finalmente en Yogya.
La realidad es que el taxista fue puntual y nos llevó hacia Prambanan, pero una vez allí, quiso cambiar los términos que habíamos acordado, subiendonos unilateralmente el precio del tour, de manera que una vez terminada la visita al templo hindú le dijimos que parara el coche en Yogyakarta, que ya nos espabilaríamos para llegar a Borobudur. Le pagamos lo que nosotros creímos que era justo para el trabajo realizado (sólo en parte, claro) y buena noche y santas pascuas…
PRAMBANAN
Este recinto forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1991 y es un conjunto de templos que datan del siglo IX y que están dedicados a la Trimurti, es decir a la triada de dioses principales del complejo panteón hindú. Es decir, Brahma (el Dios creador), Visnú (el Preservador) y Shiva (el Destructor).
La edificación se basa en la típica estructura hindú formada por un montón de esbeltas torres pináculo, la más alta de las cuales llega hasta los 47 metros de altura. En cierto modo, este tipo de edificación, que también podemos encontrar en Angkor, se basa es una imitación del Monte Meru, que es sagrado en la cosmología hindú.
Parece ser que la fundación de los templos sería una apuesta de la dinastía Sanjaya, como respuesta a la edificación del templo budista de Borobudur que habría llevado a cabo la dinastía Sailendra.
Durante unos 80 años, los templos de Prambanan, fueron de vital importancia religiosa en la zona de Java Central, pero probablemente debido a la erupción del volcán Merapi, las dinastías javaneses abandonaron la zona, y los templos entraron en un progresivo abandono. Por si fuera poco, en el siglo XVI hubo un gran terremoto que casi destruye por completo Prambanan.
Después de un larguísimo período de abandono, los templos fueron redescubiertos a principios del siglo XIX, pero en realidad su reconstrucción no se llevó a cabo hasta a partir del 1918. Aunque aun ahora se persiste en los trabajos de reconstrucción, cabe decir que actualmente. Prambanan se muestra espléndido para el viajero que lo visita. Y junto con Borobudur, son dos de los recintos religiosos más extraordinarios que se pueden visitar en Indonesia.
Originalmente habría habido hasta 240 templos en Prambanan. Los tres principales, los dedicados al Trimurti hindú son los más grandes y elaborados. Delante de ellos, hay tres templos secundarios, dedicados a la Trimurti secundaria Vahana: las divinidades Nandi, Garuda y Hamsa. Luego hay 2 templos Apit, situados entre las 2 Trimurti, 4 templos Kelir y 4 templos Patoka. Tanto los 8 templos principales, como los 8 santuarios secundarios (los Kelir y Patoka) se han reconstruido. Pero aparte de ellos, había originariamente un montón de pequeños templos situados de forma concéntrica a los principales, hasta un número de 224, de los que sólo quedan 2.
Como hemos dicho, la zona central o del Trimurti es la más esplendorosa. Y entre los tres templos, el dedicado a Shiva es el más alto, alzándose hasta los 47 metros de altura. Las estatuas, esculturas y bajorrelieves nos cuentan la epopeya épica del Ramayana, un hecho que se repite en gran cantidad de recintos hinduistas de todo el mundo. Al lado del templo dedicado a Shiva, hay, en perfecto simetría, los templos dedicados a Visnú y Brahma, que se alzan hasta los 33 metros.
Estamos un par de horas visitando el recinto de Prambanan y después volvemos al taxi. Como hemos dicho, finalmente no llegamos a un acuerdo económico con el conductor, fruto de que ha cambiado el precio acordado de forma unilateral, de manera que una vez llegamos a Yogyakarta le decimos que pare el coche y le pagamos por los servicios parcialmente prestados.
BOROBUDUR
Para llegar al recinto budista de Borobudur en transporte público hay que coger dos autobuses. El primero, nos llevará a la central de autobuses de Jombor que está al norte de Yogya y es de donde salen los autobuses que llevan a Borobudur. Una vez allí, hay que preguntar y enseguida nos explican qué autobús debemos coger. El trayecto dura algo más de 45 minutos para recorrer los poco más 30 kilómetros que nos quedan hasta Borobudur y te deja a cinco minutos de la entrada. Como Prambanan, Borobudur, fue incluida dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1991.
Construido en forma piramidal a partir del 750 bajo el reinado de la dinastía Sailendra, el Borobudur está formado por seis plataformas cuadradas, la inferior de 118 metros de lado, una sobre la otra y cada vez más pequeñas, y finalmente, coronadas por tres plataformas circulares. Visto desde arriba, el Borobudur tendría la forma del clásico mandala budista.
Aunque Borobudur se convirtió enseguida en un foco de peregrinación budista, parece ser que progresivamente cayó en el abandono. No se sabe con certeza del porqué de este hecho, pero podría tener que ver con alguna erupción volcánica, así como en la predilección por el hinduismo, de la dinastía Sanjaya. La cuestión es que a partir de finales del siglo XIX, se reiniciaron los trabajos de recuperación de Borobudur y que se acentuaron a partir de 1973 gracias a la ayuda de la Unesco.
Al igual que Prambanan, los precios son diferentes para los locales y para los turistas extranjeros. Actualmente (2013) cuesta 30.000 rupias para los indonesios y 220.000 para los extranjeros, unos 13 euros. Hay una entrada combinada con Prambanan, por 320.000 rupias.
En cualquier caso, la entrada se da por bien pagada cuando pasas el recinto de entrada (te dan té, café y agua de forma gratuita) y quedas frente la enorme estupa budista de Borobudur, uno de los templos religiosos más extraordinarios que nunca jamás se hayan construido y según parece, el recinto budista más grande del mundo.
Los bajorrelieves, así como los cientos de estatuas de Buda parecen no tener fin. Hasta 2670 bajorrelieves se encuentran diseminados por toda la fachada y las balaustradas. Ocupan hasta 2500 metros cuadrados de superficie y narran diversas historias de la cosmogonía budista en un complejo sistema narrativo que se alarga hasta 3000 metros y que va dando la vuelta a la estupa, piso a piso, hasta llegar a las tres plataformas circulares superiores. Entre otras historias, el programa escultórico narra la Ley del Karma y la Historia de Buda, desde su nacimiento hasta la búsqueda de la máxima sabiduría. Puedes estar horas y horas disfrutando de las extraordinarias esculturas. Probablemente sea, junto con los templos camboyanos de Angkor, el más extraordinario complejo religioso que nunca hayamos visitado.
Al final de todo, llegas a las tres plataformas superiores que son de forma circular y donde se encuentran hasta 72 pequeñas estupas campaniformes, 16 de las cuales, en el nivel superior y que rodean la más grande, en el centro. Los agujeros que hay en cada una de estas no tan pequeñas estupas podemos ver la imagen de Buda, algunas parcialmente mutiladas. Estuvimos un buen rato fotografiándonos con las estupas. Solos, y junto con algunas familias indonesias que se querían inmortalizar con nosotros.
Inmensamente golpeados por la visita al Borobudur, volvemos a la estación de autobuses para ir hacia Yogyakarta, donde comeremos y haremos una buena vuelta por esta ciudad que es la más vital de Java Central. Pero eso ya es otra historia.