El Lago Bled es uno de los parajes más famosos de Eslovenia. Estamos en Ljubljana, donde hemos llegado desde Graz, Austria. Queremos visitar la capital eslovena, de la que tenemos buenas referencias, y además, visitar un poco del país.
Por ello, hemos alquilado un coche durante cuatro días para movernos con facilidad por el país. Como es un estado pequeño y las salidas que queremos hacer no distan más de cien kilómetros de la capital, esto nos permitirá volver cada día a dormir al apartamento de Ljubljana.
EL LAGO DE BLED, EL MÁS BELLO DE ESLOVENIA.
El Lago Bled y las Gargantas del Vintgar serán nuestro objetivo para el día de hoy. Hemos alquilado el coche por internet y nos cuesta unos 132 euros por cuatro días a Sixt Rent a Car, que se encuentra en la estación de autobuses de la ciudad. A las ocho estamos en la puerta de Sixt y enseguida nos dan un Opel Corsa de cinco puertas con sólo 20 kilómetro de rodaje. No tendremos ningún problema durante los cuatro días.
Las carreteras son perfectas, sólo con algún pequeño tramo en obras, y a menudo con autopistas como las de nuestro país. Además, la gente conduce bien y no sufrimos en ningún momento durante el viaje
Hoy es un día que tenemos especialmente marcado. Visitaremos la zona de los Alpes eslovenos. En concreto, el lago de Bled, que es uno de los parajes más bonitos del país.
Con el coche en nuestras manos, enseguida tomamos dirección Bled, que se encuentra a menos de una hora de Ljubljana y que supone una de las atracciones más turísticas del país. Hace un día fantástico. No hay ni una nube y hace calorcito. De modo que en cuanto aparcamos en la orilla del lago (5 euros el aparcamiento) decidimos dar una vuelta por el sendero que rodea todo el lago Bled y que hace unos seis kilómetros de longitud.
Nos lo tomamos con mucha calma. No tenemos prisa y de vez en cuando nos detenemos a amamantar a Marc, que tiene apenas cuatro meses y que con el calor de hoy, suda mucho, de manera que a Isa le toca enseñar teta más a menudo de lo habitual. El sendero es agradable. Hay un montón de gente que lo recorre a pie o en bicicleta, y también hay coches de caballos para los turistas que quieran.
Hay muchas zonas señalizadas para bañarse y hay bastante gente en el agua. Cuando ponemos la mano en el Lago Bled nos damos una buena sorpresa: el agua no está nada fría, de modo que me maldigo los huesos por haber dejado el bañador en el apartamento. Y pensar que lo habíamos traído a Eslovenia para este día concreto y nos lo hemos olvidado!
En fin, con un poco de envidia de los que están en el agua vamos dando la vuelta por el lago, pasando por delante de la pequeña isleta con iglesia que hay en medio (se puede ir en barca de remos). En el otro lado también hay una gran roca, en lo alto de la cual hay un castillo, al que se puede acceder y desde la cual, hay una vista preciosa.
LAS GARGANTAS DE VINTGAR, COMPLEMENTO IDEAL AL LAGO BLED.
Comemos en el mismo Lago Bled y después de comer nos dirigimos a las gargantas del Vintgar que están a menos de diez kilómetros. Es un precioso recorrido de tres cuartos de hora (y tres cuartos de vuelta, claro) que pasa por las gargantas que el río ha excavado en esta zona. Es un río verdoso como todos los de la zona y los rápidos y las pequeñas cascadas abundan en un precioso recorrido que pasa por una zona de pasarelas de madera construidas para hacer bonito el paseo. Ni que decir que nos hemos colgado en Marco con el arnés, porque con la sillita habría sido imposible.
De vuelta a Ljubljana, tras visitar el Lago Bled y las Gargantas de Vintgar, paramos en el pueblo medieval de Kamnik pero la verdad es que hoy no hay demasiado ambiente y después de dar una vuelta por el casco histórico y tomar un refresco y una crepe en un bar, nos volvemos hacia el apartamento.
Esta noche vuelve caer una gran tormenta con rayos y truenos, pero por suerte no dura más de una hora y luego amaina.
Nuestro primer día en coche ha resultado exitoso. Tanto el Lago de Bled como las Gargantas de Vintgar suponen una excursión preciosa.